25-M

¿Debate europeo? Rojigualda

  • El cara a cara entre Valenciano y Cañete se reduce en buena parte a una discusión sobre los recortes de Rajoy y la herencia de Zapatero.

Ha costado, pero finalmente se vieron las caras con las cámaras de televisión por testigos los candidatos europeos del PP, Miguel Arias Cañete, y del PSOE, Elena Valenciano. Tenían un gran reto compartido: llegar a los ciudadanos y animarlos a votar en los comicios del 25 de mayo. Que son europeos, aunque a tenor del grueso de las intervenciones de ambos candidatos, enfrascados en refriegas domésticas de ámbito nacional -que si la herencia de Zapatero y la recuperación en curso, el uno; que si los recortes y la negación de esa resurrección, la otra- no dio esa impresión en la mayor parte de un cara a cara aprisionado en un formato que no admitía esas réplicas en las que tan bien se sustancian los ánimos y las ideas más allá del argumentario.

Las elecciones del 25 de mayo romperán 30 meses de tregua en las urnas a nivel nacional. Desde el triunfo del PP en las generales de noviembre de 2012 sólo han transcurrido comicios de carácter autonómico, así que los que se celebrarán en nueve días serán todo un test Mariano Rajoy, que podrá calibrar el desgaste de los recortes e incumplimientos del programa electoral que lo llevó a La Moncloa. Una veta que explotó sin descanso la candidata socialista, que subrayó la "importancia decisiva" de estos comicios para el viejo continente tras "una década gobernada por la derecha europea, antes y durante la crisis, que ha fracasado".

Cañete, que expuso un alud de cifras con sucesivos gráficos en ristre sobre la recuperación que pregona el PP, advirtió de que "nos jugamos dar más fuerza al Gobierno de España, que se está recuperando. Cuanta más fuerza tenga el PP en Europa mejor le irá a España".

Valenciano, que se mostró trémula en algunos momentos, le reprochó al aplomado y vehemente candidato popular el "aumento pavoroso de la desigualdad entre inyecciones a la banca" y le recordó la amnistía fiscal.

Ambos debían ir dispuestos a poner de manifiesto sus diferentes visiones de la construcción europea, pero la mayoría de sus mensajes se envolvieron en la bandera rojigualda y se tropezaron sin cesar con los socavones domésticos. En apenas una hora abordaron cinco bloques temáticos: economía y empleo, políticas sociales, políticas sectoriales de la UE, derechos y libertades y futuro de Europa. Cuando Arias Cañete subrayó el "fracaso de la política económica de Zapatero, que nos llevó al borde del rescate", otro de sus mantras, Valenciano acusó al Ejecutivo popular de "dilapidar" la herencia de la sanidad, los derecho de las mujeres, de destrozar el crédito. "Proponemos más flexibilidad en la aplicación del déficit y acabar con el fraude fiscal". Y aprovechó para sacar a colación el caso Bárcenas. "Mire que políticos de su partido han viajado a Suiza".

La reforma del aborto estaba también cantada como ariete de Valenciano en su duelo con Cañete -"ustedes quieren meter a los ginecólogos en la cárcel" le espetó- y Arias Cañete sacó un limpio capote: "Eso no compete a la UE"

"Somos muy distintos y servimos a intereses muy diferentes", remarcó Valenciano, quizá para ahuyentar ese fantasma de la gran coalición PP-PSOE que planteó Felipe González para espanto de la plana mayor de Ferraz.

Arias Cañete no olvidó poner en valor su experiencia en la Eurocámara, donde ejerció como presidente de las comisiones de Agricultura y Política Regional entre 1986 y 1999. "Conozco esa casa tan bien como la mía". Valenciano concluyó abogando por una Europa "con rostro humano y reconquistar derechos".

Cañete critica la herencia recibida y Valenciano niega la salida de la crisis

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