Entrevista al conductor de 'Las mañanas de RNE'

Íñigo Alfonso: "Yo no me levantaría a las dos de la madrugada para manipular"

  • El periodista navarro inicia este lunes 6 su cuarta temporada en el despertador de la radio pública. El informativo despertador quiere ampliar la voz y el análisis de las comunidades autónomas

Íñigo Alfonso, la voz a primera hora de Radio Nacional

Íñigo Alfonso, la voz a primera hora de Radio Nacional

Las mañanas de RNE inicia nueva temporada mañana lunes, con Íñigo Alfonso en su cuarto curso al frente de todo el relato matinal desde las 6 de la mañana a las 10 para enlazar con el turno de Pepa Fernández, De pe a pa. El periodista navarro desgrana su misión y deseos de cara a la nueva andadura con el respaldo de la actual cúpula de consenso de RTVE, presidida por el almeriense José Manuel Pérez Tornero.

–Una cuarta temporada es una consolidación.

–Nos encontramos muy bien y con ganas de regresar. Sí, asumimos la temporada de una manera sólida. La primera temporada en la radio es de acostumbrarse. En la segunda empiezas a galopar y en la tercera ya corres. En la cuarta ya tienes los objetivos marcados.

–¿Y cuáles serían esos objetivos?

–Me gustaría entre esos objetivos, por supuesto, tener más oyentes, pero que ese resultado sea porque son oyentes más y mejores informados. Deseo que nuestros seguidores se sirvan del programa para reconocer que estamos ante un mundo complejo y que les ayudamos a descifrarlo. Si de paso dicen que le hemos acompañado, que se sienten reconocidos en nuestro trabajo, lo habremos hecho bien.

"El mundo ahora es más ancho y estamos entrando en localidades más pequeñas”

–¿Cómo se concibe hacer un matinal de actualidad, con información y voces de opinión, sin renunciar a las credenciales de una cadena pública?

–Lo difícil en la radio pública es conjugar cierta mirada personal con los intereses de tu empresa que es una mirada plural, inclusiva. Ante la polarización es difícil hacer equilibrios pero tenemos que asumir lo que vivimos. La camiseta de la radio pública es difícil de defender y nosotros la llevamos con orgullo. Yo no me levantaría a las dos de la madrugada para manipular. Le debemos tanto a los oyentes que si nosotros no lo tuviéramos tan claro no haríamos este esfuerzo. Un programa así supone un coste profesional, familiar y hay que abordarlo con profesionalidad. Más que una oportunidad personal es un esfuerzo para intentar mejorar entre todos, mejorar el clima del país. Buscamos un tono más amigable, desacelerado. Huimos de opciones binarias, excluyentes, porque hay un camino compartido. Para mí es importante señalar que la política pública es interesante aunque quede mucho por hacer. Tenemos que hacer evaluación sobre qué debemos mejorar.

–El dial invita a la fidelidad, es complicado atraer nuevos oyentes ¿cómo les convencería?

–Si nos conocieran más nos escucharían más. Tendríamos más oyentes. El sistema mediático es muy cerrado, dependiente de la publicidad. La cadena pública no puede gastarse sus recursos en publicidad sino en hacer buenos contenidos ¿De qué manera lo conseguimos? siendo respetuosos con los oyentes. La radio es una afición de años y primero tienes que conocer los programa. Yo invito a los lectores a que nos conozcan.

–El EGM dibuja tendencias, proyectos a largo plazo ¿está de acuerdo con los datos? (en la segunda oleada de 2021, cuarta opción, 804.000 oyentes)

–El EGM nos gusta cuando va bien y cuando va mal es como si me dieran un tirón de orejas. Pero nosotros no vamos a hacer otras cosas para atrapar a más audiencia. Pérez Tornero nos ha recordado que la audiencia es importante y que hay que aquilatar el sistema. El EGM nos da una medición útil, pero es incompleto. También podemos calibrar con los podcast: qué escuchan y cómo nos escuchan los oyentes. No sé, el mundo ahora es más ancho. España es muy grande y estamos entrando en localidades más pequeñas, aproximándonos a otras realidades. El seguimiento de esos oyentes no se verán computados. También somos una radio para la España vaciada, tenemos un mundo más ancho, plural.

"Hay cierta idea de que el pesimismo es sexy y es mejor decir que todos los políticos lo hacen mal. Al final lo que está pasando es que los ciudadanos quieren gestión y hay que concretar las cosas"

–¿Hay que escuchar más lo que pasa fuera de Madrid para saber cómo somos realmente?

–Hay una tendencia en los debates políticos de girar en temas de la M30 hacia dentro y eso supone estar alejados de lo que puede interesar al resto del país. La radio pública, repartida por centros territoriales, tiene la oportunidad de acentuar en otros asuntos. Hay que conocer las opiniones de fuera de Madrid. Aprovechamos más los centros territoriales y el equipo de contertulios de fuera de Madrid. Hay que incorporar la agenda de los demás, es decir, te tienes que poner en la piel de los demás. Hay que presentar a esos presidentes que crean consensos en otras comunidades, gobiernos de coalición que cuentan con el entendimiento de la oposición. El panorama en otras comunidades no es tan crispado como el de Madrid.

–¿Nos señala algunas de esas experiencias?

–Hay experiencias políticas muy positivas a lo largo de España como el trabajo del gobierno de PP y Ciudadanos en Castilla y León. Aragón ha conseguido afianzar un diálogo político. El mismo gobierno de Andalucía, ha conseguido blindar el acuerdo PP y Ciudadanos frente a lo sucedido en otras comunidades. En nuestro país se habla y se pacta mucho más. Hay cierta idea de que el pesimismo es sexy y es mejor decir que todos los políticos lo hacen mal. Al final lo que está pasando es que los ciudadanos quieren gestión y hay que concretar las cosas.

–¿La nueva política ha sido un suflé decepcionante?

–El multipartidismo ha venido para quedarse. La sopa de siglas va a seguir estando.

–¿Cómo han sido estos meses para usted y su equipo?

–La pandemia ha sido un punto de inflexión muy grande y también nos ha permitido sentir más de cerca a los oyentes. Hemos querido ser una voz que te ayuda. Con el confinamiento pusimos a prueba nuestro sistema de transmisión, debíamos solucionar y superar todas las restricciones: la gente nos pedía que querían oír nuestra voz. Ese juego entre la realidad y el horizonte no es un optimismo infundado, hay que hacer diagnóstico y crear horizonte, aportar siempre esperanza en la sociedad. Ha habido muchos momentos muy duros en este año y medio y en ocasiones nos vinimos abajo. Todo esos días en los que fuimos contando cientos de muertos han sido terribles.

–¿La pandemia va a seguir siendo el tema principal en lo que quede de año?

–Las cifras siguen siendo importantes pero hay más relajación en la gente, como se ha observado en las vacaciones. Con una vacunación tan amplia lo más importante ahora es la propia responsabilidad personal. Reconozco que ha habido una necesidad de relajamiento pero seguimos en pandemia y todo pasa por nuestra responsabilidad.

–¿Cuál sería ese detalle que no se le borra de la cabeza?

–En el inicio del confinamiento hubo un momento terrible en antena. Una señora nos contaba que su marido había fallecido y que no había recibido ayuda en su enfermedad. Fue un testimonio desgarrador que a su vez abrió el micrófono a la experiencia de otros oyentes. En esos instantes te das cuenta que una de las lecciones es escuchar, aliviar. En la radio también hay que escuchar mucho.

–¿Con Pérez Tornero y el consejo de RTVE se podrá defender mejor la imparcialidad de los informativos en la radio y en la TV?

–Esperemos que ese consenso sirva con los meses para mitigar el ruido sobre TVE. Es un proyecto despolitizado, ‘desgubernalizado’. Llega el momento de verdad y el actual proyecto de RTVE es sugerente. Tenemos cinco años. Es el momento de estar a la altura, de crear una zona de protección en torno a la cadena pública. El mundo está polarizado y parece hablarse siempre en clave electoral.

"Nos tienen que dar una oportunidad porque en RTVE hay profesionalidad a raudales”

–¿Para aumentar la audiencia, el prestigio y el aprecio hacia RNE debe mejorar en todos esos aspectos TVE? Son vasos comunicantes.

–La crisis que ha vivido el grupo en estos años de cambios políticos le ha marcado. Nos va a costar reconstruir la imagen de RTVE, pero nos tienen que dar una oportunidad porque en esta empresa hay profesionalidad y compromiso a raudales.

–¿Ha sufrido presiones sobre la línea de su espacio?

–Si a mí me dijeran lo que tengo que decir me apearía de este trabajo. Ante la duda hay que hacer periodismo. Los criterios personales superan los prejuicios políticos. Lo importante es demostrar lo que hacemos y tenemos que reconciliarnos con el público.

–¿Qué programas se escuchaba en su casa?

–Trabajo en la radio porque en mi casa sonaba todo el día, por todas las emisoras. Para mí es el medio más natural. Las voces que me han acompañado fueron las de Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo, Julio César Iglesias, Concha García Campoy, Julia Otero. Y voces menos conocidas pero tan queridas por mí de RNE como Rosa Jiménez. A mi compañera Pepa Fernández yo la conocía de oyente en los fines de semana y he descubierto a una amiga y a una de las mejores comunicadoras de la radio.

–Escuchar lo de “...España a las ocho” es historia viva.

–A primera hora sonaron todas las grandes voces de RNE, con Luis de Benito, Manuel Antonio Rico... Siento que Las mañanas de RNE forman parte de mí y a su vez el programa se parece cada vez más a mí.

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