La difícil reinvención de Antonio Recio

Análisis televisivo

El mayorista de pescado afronta una nueva etapa en Contubernio 49 alejado del marisco y con dificultades para encontrar un nuevo empleo

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Antonio Recio pisa por primera vez el edificio céntrico de Contubernio 49 tras salir de la cárcel.
Antonio Recio pisa por primera vez el edificio céntrico de Contubernio 49 tras salir de la cárcel. / MEDIASET

Antonio Recio es uno de los personajes más emblemáticos de La que se avecina. Pese a no formar parte de la precuela de la serie, Aquí no hay quien viva, a la que ahora se quiere parecer en esta nueva etapa, el pescadero ha sido uno de los fijos de la ficción dirigida por los hermanos Caballero. Su personalidad, un tanto peculiar y arraigada a las tradiciones, ha provocado numerosas risas y momentos inolvidables entre los seguidores de la serie. Antonio Recio, interpretado por el actor Jordi Sánchez, ha estado presente con sus múltiples aventuras y fechorías en todas las temporadas de la comedia vecinal.

Seguramente a nadie le gustaría tener a Antonio de vecino, pero no debemos olvidar que se trata de una ficción. Nada es real, porque si lo fuera crearía un cataclismo mundial en cualquier patio de vecinos. Antonio Recio, mayorista que no limpia pescado, ha permanecido siempre anclado a su profesión en Mirador de Montepinar. El marisco, su camión y su tienda formaban parte de un imperio surgido de la nada. Pero, con la llegada a Contubernio 49 todo ha cambiado. A la salida de la cárcel el pescadero se ha encontrado con una nueva vida alejada del marisco. ¿Cómo se adaptará a ella?

El giro de guión de los creadores de la serie con Antonio Recio es significativo. Sale de la cárcel sin nada y con su mujer malviviendo a base de bizcochos para la cefetería de Bruno Quiroga. Ante esa tesitura, no le queda otra que buscar trabajo. No será fácil encontrar un puesto de trabajo que se adapte a las peculiaridades de Antonio. El mayorista pasará por diversas entrevistas de trabajo sin éxito. Su mujer, Berta, le presiona constantemente para que encuentre un trabajo y ayude en la mermada economía familiar. Para colmo, su suegra, a la que no traga, está impedida en la vivienda, una de las más modestas del edificio céntrico.

La sorpresa llega cuando en una de las entrevistas de trabajo se topa con Rosario Parrales, el personaje de origen sudamericano que trabajó para Mariscos Recio. Parrales gestiona con éxito una empresa de venta de pollo frito, El Capón Sabrosón. El logo de la empresa es un claro guiño al utilizado para promocionar Mariscos Recio. Pues bien, Antonio Recio formará parte del equipo de repartidores de la próspera empresa de Parrales. El mayorista intentará abusar de la confianza de Parrales para escaquearse y trabajar lo menos posible. Antonio asume una difícil reinvención como personaje que, a buen seguro, volverá a dejar momentos únicos e inolvidables. ¿Cuál será la próxima aventura del mayorista?

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