La tele más real: la de los 9 minutos del discurso de Felipe VI
El verdadero ojo de 'Gran Hermano'
Cuatro horas de emisión en directo no serían posible sin un trabajo al detalle
Un viaje al futuro, en un plató de color blanco inmaculado y lleno de luz con un gran ojo que todo lo ve, y desde el que más tarde entrará el expulsado de la noche. Éstas son las sensaciones que se sienten cuando uno pone un pie en el plató 6 de los estudios de Telecinco en Fuencarral. Un espacio grande, amplio, renovado y poco cálido; hasta hay pequeñas figuras con forma de pingüino... Una hora antes del comienzo de la gala todo está dispuesto. Una escaleta estudiada al milímetro, que se cumple a rajatabla, iluminación a punto y realizadores en su puesto de trabajo organizando vídeos y haciendo pruebas de sonido. Fernando, el regidor, ojea tranquilo la escaleta; ya tendrá tiempo de echar la bronca al público para que se comporte durante las cuatro horas de programa en directo. Encargados de la organización acomodan al público en las diferentes gradas mientras que el servicio técnico y seguridad van tomando sus puestos. Media hora antes del comienzo de la emisión, Mercedes Milá hace aparición en plató, sonriente y 'discutiendo' con Álvaro Díez, el director del prime time, desde el minuto uno. Un pequeño mundo de operadores de cámara, producción, atrezzo, documentalistas, redactores, sonido, editores, iluminación, realización y servicio técnico, por nombrar sólo a algunos, que trabajan de forma unánime y sin lugar para fisuras.
Tres premisas: nada de chicle, de móviles en plató y, por supuesto, ni un comentario, aplauso o risa mientras Milá hace su labor o conecta con los concursantes de la casa. Sólo cuando esto está muy claro puede dar comienzo la gala.
Los concursantes van entrando en plató con una fuerte ovación y encantados de haberse conocido. Viven su momento de gloria y hasta firman autógrafos a los asistentes que se lo piden. Cuenta atrás, música fuerte y aplausos para empezar. La semifinal ya está en marcha.
Se palpa la tensión entre los ex habitantes de Guadalix y los familiares de los que siguen en el concurso, pero la cosa no va a más. Mercedes Milá mantiene durante todo momento un férreo control del plató y en la escaleta hay poco tiempo para la improvisación. Tanto es así, que el teleprompter es su mano derecha, aunque no tanto el pinganillo. "Aunque venga el mismo Vasile, hoy hago lo que quiero", gritó con ironía la presentadora.
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