ESPECIAL MATADORES (I)
Borja Jiménez: llegar y mantenerse
Orgullo taurino
Hace 104 años. José Gómez Ortega caía en las astas de Bailaor, un torete burriciego marcado con el hierro de la Viuda de Ortega en el ruedo de Talavera de la Reina. Había muerto el rey de los toreros y con él se había cerrado una breve, fecunda y fundamental etapa en la historia del toreo en feliz y fructífera simbiosis con Juan Belmonte. Pero fue Joselito el que sentó las bases del negocio moderno y marcó el rumbo que estaba a punto de emprender el arte de torear, bebiendo a medias de la vanguardia y el regionalismo para enhebrarse a la perfección a la fecunda y luminosa efervescencia cultural y artística que se vivía en España a lomos de la llamada Edad de Plata.
La fecha ha permanecido en el imaginario y la cultura popular de nuestro país y ha cobrado un nuevo significado a raíz de la revalorización y el redescubrimiento de la figura del coloso de Gelves gracias, sobre todo, al libro El rey de los toreros del escritor Paco Aguado. El 16 de mayo está marcado a fuego en el calendario sentimental de los aficionados y ha servido para fijar una nueva conmemoración, la del Día Internacional de la Tauromaquia, que realza desde hoy el orgullo de ser y sentirse taurinos en unos tiempos no demasiado aptos para la lírica. La idea partió de la Fundación del Toro de Lidia que lanzó un globo sonda entre los aficionados para escoger la fecha más idónea. “La tauromaquia es una de las grandes expresiones culturales, como la música, el teatro, el cine o la literatura. Todas ellas tienen un día especial y señalado todos los años. Existe un día de la música, un día del teatro, un día del cine, un día del libro… pero no existe un día de la tauromaquia” explicaba Victorino Martín, presidente de la FTL para justificar la creación de esta jornada que no se puede deslindar de la sombra alargada de Joselito El Gallo.
“Se trata de una personalidad que encarna la excelencia y los valores de la cultura taurina” señalaba Victorino, subrayando el valor simbólico de este 16 de mayo. “Conmemorar la muerte de Joselito el Gallo, celebrando precisamente en esa fecha el Día Internacional de la Tauromaquia, es un homenaje que se hace a toda una cultura, a una manera de entender la vida”, añadía el prestigioso ganadero de bravo destacando que se busca una jornada “que la familia taurina de todo el mundo podamos celebrar unidos y en comunidad, orgullosos de nuestra cultura”.
Llegados a este punto conviene citar a Ortega: “No se puede comprender bien la historia de España, desde 1650 hasta hoy, quien no se haya construido con rigurosa construcción la historia de las corridas de toros en el sentido estricto del término”. La sentencia del célebre filósofo vuelve a definir nítidamente el contexto sociopolítico en el que se mueve la tauromaquia –uno de los mejores espejos del devenir del país- a punto de expirar el primer cuarto del siglo XXI. El oportunismo político se ha aliado con el animalismo, el veganismo y las nuevas sensibilidades –amparadas por lobbies internacionales que dejan un pastón en el empeño- para ir cercenando la presencia natural del mundo del toro en particular y de la ancestral cultura agraria en general en el ámbito doméstico y mediático.
El último capítulo de esta deriva es más que reciente. El ministro de Cultura, un activista radicalizado llamado Ernest Urtasun, se ha cargado de un plumazo el Premio Nacional de Tauromaquia para inaugurar su anunciada cruzada antitaurina. La medida tiene una alta carga simbólica pero sólo ha servido para levantar en armas el sector con una sola voz rearmando la reacción protaurina que está abarrotando las plazas de toros desde el fin de la pandemia.
Este mismo jueves, el Parlamento de Andalucía aprobará una proposición no de ley a propuesta del PP -con la previsible unión de Vox- para respaldar a la tauromaquia y condenar la eliminación del Premio Nacional de Tauromaquia. El rechazo del resto de los grupos se da por descontado a pesar de que dentro del grupo socialista no existe unanimidad ni una única voz sobre el particular. Toni Martín, portavoz del PP en el parlamento andaluz, señalaba días atrás que “el Gobierno tiene la obligación de proteger la tauromaquia” subrayando que el ministro Urtasun “olvida que hay una parte importante de la sociedad española que siente amor por la fiesta nacional, respeto y consideración”.
Pero este primer Día Internacional de la Tauromaquia tendrá otro colofón íntimo y sentimental, alejado de la gresca política. Será en la Basílica de la Macarena, ofreciendo la eucaristía de las ocho de la tarde por el alma de José Gómez Ortega, que sufragó parte de la corona de Reyes, regaló las mariquillas de cristal verde y alentó, con su muerte, la cuestación popular para pagar la pluma de oro regalada a Muñoz y Pabón -que defendió los funerales de José en la catedral de Sevilla en contra de la opinión de las fuerzas vivas de aquel tiempo- que forman parte de la iconografía de la Virgen de la Esperanza. Una sencilla ofrenda floral de sus hermanos en el monumento de Martín Nierto que recuerda la memoria del coloso de Gelves pondrá fin a un día que servirá desde hoy para recordar al rey de los toreros y sentirse taurino.
Basílica de la Macarena 20.00: Eucaristía en memoria de su benefactor
La corporación de la Madrugada sevillana ofrece las intenciones de la eucaristía de las 20.00 horas por el alma de José Gómez Ortega, benefactor y oficial que fue de la hermandad. A su término se realizará una ofrenda floral a los pies del monumento erigido en su memoria en la plaza de la Esperanza, junto a la Basílica.
Círculo de Labradores 20.30: Un paseo por la Sevilla de Joselito
Coincidiendo con el Día Internacional de la Tauromaquia y el 104 aniversario de la muerte de Joselito El Gallo, la asociación José Ramón Cisneros Palacios, en colaboración con el Real Círculo de Labradores, ha organizado esta charla que se celebrará en las instalaciones de los Remedios, impartida por Manuel Fernández Leal, autor del blog Leales del Toreo. La sesión servirá para recorrer lugares que marcaron la vida del llamado Rey de los toreros y servirá para ahondar en sus aficiones deportivas. La entrada es libre hasta completar aforo.
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