Rafaelillo, dos cogidas y una proeza

Rafaelillo, cogido por su segundo toro, al que lidió con una costilla fracturada.
Rafaelillo, cogido por su segundo toro, al que lidió con una costilla fracturada.
Luis Nieto

17 de octubre 2015 - 01:00

FERIA DEL PILAR DE ZARAGOZA Ganadería: Corrida de Adolfo Martín, con mucha leña, como el cornimonumental primero o el feo cornipaso quinto. Con dos cinqueños, primero y quinto. De escasa casta en conjunto y sin emplearse en los primeros tercios, fueron complicados en distinto grado, a excepción del segundo, bueno. TOREROS: Rafael Rubio 'Rafaelillo', de tabaco y oro. Dos pinchazos y pinchazo hondo (saludos tras ovación con aviso). Casi entera (oreja). Ricardo Torres, de verde y oro. Dos pinchazos y bajonazo (palmas). Estocada (saludos tras ovación). Luis Antonio Gaspar 'Paulita', de negro con bordados en blanco. Estocada y descabello (silencio). Pinchazo, casi entera y descabello (saludos tras ovación con aviso). INCIDENCIAS: Plaza de toros de La Misericordia de Zaragoza. Dos tercios de entrada. Rafaelillo fue atendido en la enfermería de una fractura costal en el hemitórax izquierdo y un varetazo en el muslo izquierdo, producidos por su primer toro, y de un hematoma en la región pretibial derecha, ocasionado por su segundo. Entre las cuadrillas, Marco Leal saludó tras banderillear al segundo.

Rafael Rubio Rafaelillo, de pequeña estatura y gigante corazón, continúa elevando su altura como consumado lidiador hasta el punto de que ahora más que Rafaelillo es don Rafael. En Zaragoza, al cierre de la temporada, concretó ayer otra tarde espléndida preñada de valor y vergüenza torera, aderezada con buen toreo ante un lote complicado, especialmente el cuarto; siendo cogido por ambos astados y plantando batalla a sus toros con las costillas molidas.

Rafaelillo recibió al cornimonumental primero con dos largas cambiadas junto a tablas y se estiró bien en unos delantales. La faena, con oficio, la comenzó desde lejos, dando ventaja al toro, que salió suelto del derechazo. Con la diestra logró encelar tras la tela al animal en una serie ovacionada. Pero en un pase de pecho, el astado le cogió por la pierna izquierda y le propinó un varetazo, alcanzándole en uno de los derrotes en la espalda para partirle en dos. Le fracturó una costilla. Sin apenas aire y sin chaquetilla, el murciano continuó la batalla por el pitón derecho para ganar más palmas. El público estaba entregado, pero el fallo a espadas le dejó sin premio. Pasó a la enfemería para salir a lidiar su segundo infiltrado y con una costilla rota.

Con ese cuarto, la faena fue una proeza ante una alimaña que apuntó desde su salida sus malas ideas. Rafaelillo lo recibió con una larga de rodillas junto a tablas. Comenzó el trasteo como requería el astado, con un macheteo sobre las piernas, a la vieja usanza. Luego, se permitió el lujo de ponerse delante para alargar los muletazos. El toro le prendió, lanzó por los aires como si fuera un guiñapo y le propinó una paliza de órdago. De nuevo, se la jugó. El público, asustado ante su gesto temerario, le premió con una oreja tras una estocada entera. Rafaelillo, don Rafael, pasó a la enfemería.

La corrida de Adolfo Martín, con leña suficiente para pasar el invierno -aunque alguno de fea cornamenta como el cornipaso primero- fue en su conjunto complicada; a excepción del sexto. Y con ese material, lo que hizo la terna tuvo un mérito mayor.

Así, con sólo un festejo en Zaragoza, a comienzos de temporada, retornaba el local Ricardo Torres. El diestro maño se entregó con voluntad ante el buen segundo -sin duda, el mejor del encierro-, al que consiguió sacar algunos muletazos sueltos de calidad en una faena breve que cortó tras un susto.

Con el cornipaso quinto, que humillaba, pero al que le faltaba recorrido, se mostró voluntarioso y estuvo acertado con la espada.

El otro maño del cartel, Paulita lo pasó mal. Con el complicado tercero, con peligro por el izquierdo, porfió con desigual acierto.

Con el exigente sexto, Paulita tardó en confiarse en una labor en la que extrajo algunos muletazos sueltos entonados.

El espectáculo tuvo un gran protagonista: Rafaelillo que, tras ser cogido por partida doble, realizó una proeza para ganar por redaños y también buen toreo, el único trofeo del festejo.

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