Valencia regala una puerta grande a Barrera en su adiós
El Cid falló con los aceros y no pudo acompañar al diestro valenciano en su último triunfo en el coso de la calle Játiva
GANADERÍA: Se lidiaron seis ejemplares de la ganadería sevillana de Juan Pedro Domecq serios, bien presentados y variados de capa, aunque muy escasos de fuerza. TOREROS: Vicente Barrera, media estocada (silencio); y estocada (dos orejas). Manuel Jesús 'El Cid, estocada (oreja); y pinchazo, estocada y descabello (palmas). Danielñ Luque, estocada trasera (palmas), y estocada casi entera (palmas). INCIDENCIAS: La plaza registró media entrada en tarde soleada y con viento. .
La puerta grande para Vicente Barrera fue la anécdota emotiva de una tarde marcada por el escaso fuelle de unos juanpedros que prometieron demasiado, pero que se apagaron en un abrir y cerrar de ojos e impidieron el lucimiento. Solo El Cid disfrutó de un lote con cierta movilidad; el único que se pudo salvar del encierro fue el segundo, al que cortó una oreja, y se podría decir incluso que dejó escapar el triunfo al fallar con el acero en el quinto.
El diestro sevillano citó de lejos a Vaya-tío, el primero que le correspondió en suerte, y toreó con gusto sobre la mano derecha prácticamente en el centro del ruedo.
El trasteo por el pitón izquierdo, sin ser brillante, fue profundo y de gran templanza, pero el astado se refugió muy pronto en tablas y la faena se desmoronó dejando un sabor agridulce en un tendido que, aun así, concedió la oreja.
Con el quinto, ejemplar jabonero y el de menos peso del encierro, el de Salteras trató de domar una embestida molesta dejando la tela en el hocico de su enemigo. Logró algunos pases de mérito, pero sin demasiada hondura. Hubiera acompañado a Barrera por la puerta grande si no falla con el acero.
La última tarde de Barrera en su plaza seguramente no fue la soñada por el propio matador, aunque el público hizo todo lo que pudo porque así fuese.
El valenciano fue ovacionado tras el paseíllo y puso voluntad en sus intervenciones, pero su primero anduvo muy flojo de extremidades, reservón y desentendido de la pelea. Algo más transmitió el cuarto, con el que Barrera se entregó en el capote y al que quiso torear frente a los tendidos de sol.
Daniel Luque mostró una excelente disposición y entrega. Anduvo muy voluntarioso desde el principio y con ambos toros, pero quizá careció de mano o experiencia para aprovechar las escasas fuerzas de sus enemigos.
El diestro de Gerena (Sevilla) ofreció, sin embargo, los pellizcos más toreros de la tarde en el inicio de la faena de muleta al tercero, al que llevó a dos manos hasta los medios, y en el saludo de capa al que cerró plaza.
Lo intentó todo, y prácticamente se echó sobre las defensas de sus oponentes para tratar de exprimir algún pase más, pero algunos enganchones en el inicio del trasteo y la escasez de fuerzas de sus toros, que se quedaban a medio viaje, deslucieron su actuación.
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