"La cornada de Sevilla ha terminado con mi carrera"
niño de leganés. banderillero
Después de tres operaciones no ha podido recuperarse de las secuelas por un percance sufrido el pasado Domingo de Resurrección
El banderillero Luis García Niño de Leganés (Madrid, 1972) mira con nostalgia sus trajes de luces, esos vestidos de plata o azabache que se enfundó hasta el pasado Domingo de Resurrección, cuando un toro le infirió dos cornadas en la pierna derecha. Después de su particular calvario, con tres operaciones, no ha podido recuperarse. A los 41 años, el torero vislumbra la temporada 2014 con renovada ilusión, en su nueva etapa de apoderado y a las puertas de un festival-homenaje que le preparan su jefe de filas, El Juli, y el empresario José Cutiño. Un cartel de lujo en el que podrían anunciarse el propio Juli, Espartaco, Ferrera, Perera, Manzanares, Talavante y su poderdante Ginés Marín.
-Luis, ¿no hay ni un resquicio de luz para su retorno a los ruedos?
-La cornada de Sevilla ha terminado con mi carrera. De no haber ocurrido, hubiera continuado a las órdenes de El Juli y a ser posible hasta mi jubilación.
-Al suceder el percance, ¿pensó que las secuelas iban a ser tan duras?
-Yo sabía que el alcance de la cornada era fuerte. La pierna no respondía nada. No sentía el pie. A los doce días me operaron nuevamente por una infección. Y luego, otra tercera, por Valcarreres, de la arteria poplítea. Varios médicos me hablaron de que cabía otra operación, de unas catorce horas, para recuperarme algo. No me garantizaban que pudiera volver a torear e incluso que podía tener otros problemas neurológicos derivados de la intervención.
-¿Cuáles han sido los momentos más amargos?
-Además de ese calvario de tres operaciones viví momentos muy dolorosos, ya que soy alérgico a los antiinflamatorios. Así es que he pasado lo mío en una unidad de dolor, con morfina. Fueron días terribles, con vómitos, hasta que por fin dieron con la dosis adecuada.
-¿Cuál es la situación actual?
-Me acaban de ver y no he tenido mejoría en el nervio ciático. Estoy en tratamiento por ese problema. Un tribunal médico me valorará en marzo y supongo que me dará de baja porque evidentemente no puedo volver a torear.
-Ha comenzado una nueva etapa como apoderado, representando al novillero Ginés Marín...
-Es un torero de Olivenza, de tan sólo 16 años, que ha ganado casi todos los concursos en la pasada temporada. Tiene gran facilidad y entendimiento del toro. Debutará con picadores en la próxima Feria de Olivenza, tras despedirse sin caballos en la plaza francesa de Magest. Estoy ilusionado porque de este modo no me desvinculo del mundo del toro. Yo había pensado en convertirme en apoderado cuando me retirara y es como si dijeran: Hasta aquí has llegado como novillero y el camino de apoderado lo comienzas ya para que disfrutes cuanto antes.
-Usted lideró el escalafón de novilleros ¿Por qué no tomó la alternativa?
-Por distintas causas me desilusioné. Mi etapa de novillero fue del 89 y la última novillada que toreé fue en Sevilla, en San Miguel. Estuve un tiempo indeciso hasta que decidí hacerme banderillero. Después de torear suelto y con Javier Solís, estuve tres años con Ferrera, dos con Talavante y los últimos cinco con El Juli.
-¿Qué sentimiento tiene en estos momentos, sabiendo que no volverá a vestirse de luces?
-Es algo muy duro. Me siento raro al saber que no sentiré este año en el ruedo ese miedo necesario, agradable, que necesitamos sentir los toreros. Ahora pienso en los momentos bonitos. En fin, no sólo existe el torear. Ojalá triunfe Ginés como torero y yo como apoderado.
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