Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Quinta de abono de la Maestranza
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Plaza de toros de la Real Maestranza
GANADERÍA: Se lidiaron toros de Alcurrucén bien presentados y de juego irregular con un gran toro, el lidiado en cuarto lugar y que desaprovechó El Fandi.
TOREROS: El Fandi, de corinto y oro, silencio y saludos. David Galván, de malva y oro, ovación, saludos y aviso en ambos. Ginés Marín, de azul y oro, saludos y silencio.
CUADRILLAS: Lucieron en banderillas David Pacheco, Víctor del Pozo y Joselito Rus; a caballo, Guillermo Marín.
INCIDENCIAS: Tarde nublada que fue abriéndose hasta quedar espléndida. La Plaza se llenó en la mitad del aforo.
AMENAZABA lluvia y rompió en rutilante, sobre todo al conjuro del toreo de David Galván y también como contribuyentes el buen encierro de los Lozano, lo más puro que sobrevive del encaste Núñez, aquél que era codiciado desde los tiempos de Manolete hasta los de Ordóñez. Siempre se dijo que los toros de Núñez tenían un tranquito más, lo que permitía alargar el muletazo y quedarse colocado para el siguiente. Y en esas añoranzas estábamos cuando irrumpió en el ruedo Profesor, un toro colorado que salió pidiendo un capote que aprovechara sus embestidas. Era un continuo galopar pidiendo guerra, pero no tuvo suerte el animal. No se caracteriza Fandila por sus cualidades capoteras y ahí se quedaron en el limbo tan buenas arrancadas.
Era la última corrida de teloneros y no va a pasar al olvido, precisamente. A la clase de Profesor hay que añadir la sensación de que por qué David Galván no ha toreado más en la Maestranza. Viéndolo cómo aprovechó el buen lote que le tocó, uno no se explica no haberle visto más actuaciones. Pero ordenemos las ideas y vayamos a lo cronológicamente correcto, por lo que no cabe otra que empezar con el director de lidia, ese Fandi que no falta ni un año a la cita abrileña desde su primer paseo en 2002. Veintitrés años consecutivos sin que se recuerde de sus actuaciones nada que no sean sus vibrantes espectáculos con las banderillas, consistente en un par por cada pitón y violín para el broche.
Ayer presentaba sus credenciales con una larga cambiada de recibo al voluminoso Campano, las banderillas y una faena en la que el diálogo torero-toro no fluyó a pesar de la insistencia del granadino en remontar aquello. Luego la gran tragedia que fue desaprovechar a Profesor, esa máquina de embestir arrastrando el hocico. Y vaya que le puso empeño el torero, que hasta logró que la música sonase hasta que dejó de sonar. Lo había brindado a la plaza y todo empezó toreando de rodillas por redondos en dos tandas. Ya de pie lo tocó por ambos pitones y hasta podría decirse que cuajando uno de sus mejores momentos sevillanos, pero el toro merecía más y todo quedó en saludos desde el tercio.
Lo mejor de la tarde lo protagonizó el cañaílla David Galván. Su presentación de credenciales consistió en una serie de verónicas de las de verdad, cargando la suerte y meciendo el capote hasta atemperar la embestida de Pelucón, un toro negro que sale abanto y que no parece estar por la labor de cooperar a la causa. Ha derribado al caballo que monta Agustín Collado, Galván brinda a la plaza y tras los tanteos por alto, un cambio de mano perfecto. Aquello funciona, lo borda al natural, relajado y enhiesta la figura, pero no dobla con la estocada, el descabello yerra y la oreja que tenía cortada se fue al limbo. Colorado y lucero era Favorito, su segundo toro para un más de lo mismo. Inicio torerísimo con sus cambios de mano, redondos con mucho compás y nuevamente hizo falta el descabello, pero qué gusto da ver a este torero.
Cerraba la terna el jerezano y extremeño adoptivo Ginés Marín y la verdad es que no tuvo suerte con el lote que le correspondió. Por lo pronto, Pianero de nombre no dio de sí lo que se presumía de su buena estampa. Ginés lo intentó desde el recibo con el capote, pero el toro aunque no tiene mala clase apenas transmite algo que ayude al matador. Ginés, que ha brindado a la plaza, quiere, pero el toro va como sin querer, muletazos buenos pero algo le falta al guiso para que el guiso sepa. Y de colofón, Librero, quizá el toro menos potable de la buena corrida de Alcurrucén. De salida es protestado y acusado de cojo, pero con buen criterio no aparece el pañuelo verde. Pero no sirve este toro que cierra una tarde con demasiados picos. El toro en la muleta rompe en marmolillo, Ginés insiste pero aquello no tiene vuelta atrás, lo mata de una estocada y tal día hizo un año, se acabaron los entremeses y hoy llega el primer plato fuerte de la feria. Llegan los toros charros de Garcigrande y en la puerta de cuadrillas la terna preferida por Sevilla. Encabeza el gran gurú Morante de La Puebla en compañía de los sevillanísimos Juan Ortega y Pablo Aguado.
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