Enrique Ponce: punto final
DESPEDIDA DE UN MAESTRO
El veterano diestro valenciano pone este miércoles el definitivo colofón a su extensa trayectoria profesional en la Corrida del Aniversario de la Monumental de Insurgentes
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La cita estaba marcada a fuego en el calendario del maestro valenciano. Este mismo miércoles le espera un encierro de Los Encinos en el inmenso embudo de la avenida de Insurgentes de la ciudad de México, la plaza más grande del mundo, para poner el definitivo punto y final a una profesión a la que ha dedicado casi cuatro décadas de sus 53 años de vida. Ponce alterna con Diego Silveti y oficiará de padrino de la confirmación de alternativa de Alejandro Adame. Lo hará delante de uno de los públicos que más le ha venerado y consentido, según el particular código taurino azteca colocándole en un friso en el que figuran otros matadores como Paco Camino o El Niño de la Capea. Le avalan dos rabos cortados en la Monumental, más de cincuenta paseíllos, ciento dieciséis toros lidiados…
Es el adiós al traje de luces pero no el de la actividad taurina del diestro de Chiva que, después de esta despedida oficial, tiene delante un nutrido calendario de festivales benéficos en los que ya se ha ceñido y se ceñirá el traje corto en distintas causas benéficas pero, sobre todo, sensibilizado con los damnificados de la DANA de su patria valenciana. Uno de ellos será en Jaén, su tierra adoptiva, pero los beneficios obtenidos serán destinados a paliar las necesidades de su pueblo natal, Chiva, ubicado en el epicentro de una tragedia que le ha tocado el corazón.
La despedida ha estado precedida de una gira por cosos americanos epilogando la temporada de despedida de esta orilla, un calendario de veinticuatro tardes que tuvieron como colofón la plaza de Valencia. Allí, a orillas del Turia, entonó el primer adiós el pasado 9 de octubre acompañado de Talavante y Nek Romero en una tarde llena de emociones en la que se vistió de blanco y plata, idéntico terno al primero que lució cuando apenas era un niño y se enfrentaba a novillos que le sacaban la cabeza.
Pero en esa tournée del primer adiós tampoco hecho ascos a cosos exigentes como el de Bilbao, clave en la carrera del torero de Chiva aunque sí se echó de menos una despedida a modo en la plaza de la Maestranza, seguramente el escenario que más le ha pesado. Eso sí: en Sevilla puede presumir de una Puerta del Príncipe –la abrió en la Feria de San Miguel de 1999- pero sobre todo del reconocimiento definitivo de la afición sevillana desde aquella tarde épica de los zalduendos en 2006 en la que dio la verdadera medida de su capacidad taurina. La cercanía con la última tarde de Madrid en la Feria de Otoñp, en la que lucró una salida a hombros de sabor sentimental, acabaría frustrando el encaje en Sevilla.
Un hasta luego inesperado
Sea como sea, este miércoles concluye una inigualable carrera que, pese al inevitable desgaste de sus últimos años en activo, sigue siendo imbatible en la estadística. Esa trayectoria se había cortado con un inesperado punto y aparte en junio de 2021 justo después de torear en la plaza de León, viajando hasta Burgos donde le esperaba la cuadrilla para continuar la agenda prevista. Enrique decidió parar sin que nadie lo esperase emitiendo un comunicado: “A quienes durante más de tres décadas me han seguido lo primero que quiero deciros es gracias por su cariño y apoyo incondicional, en especial durante este último año de pandemia en el que decidí defender la tauromaquia, tirar para adelante y devolverle al mundo del toro lo mucho que me ha dado. En este momento de mi temporada taurina 2021 he decidido hacer un alto en el camino y retirarme por tiempo indefinido”.
En ese momento había alcanzado una notoriedad mediática ajena al toro por su separación de Paloma Cuevas –con la que estuvo casado casi 25 años- y especialmente por su relación con la joven estudiante almeriense Ana Soria, con la que permanece unido. La mala gestión de las redes sociales y la sobreexposición mediática de esa relación que le abría nuevas puertas vitales le acabó pasando factura a su propia imagen. No se habían medido las consecuencias. Pero Ponce, que se abría a una vida más allá del toro y sus exigencias, no podía conformarse con ese retrato distorsionado de una carrera que se estaba cerrando en falso. Necesitaba un cierre formal. Ya ha llegado la hora...
Los números cantan
Después de una arrolladora etapa como novillero tomó la alternativa el 16 de marzo de 1990 en la plaza de Valencia de manos de Joselito y en presencia de Litri. Pero su estrella empezaría a brillar a raíz de la improvisada encerrona de aquel mismo año, en la plaza de su tierra, en la que mostró sus credenciales de inminente figura. La maquinaria sólo había comenzado a echar a andar.
Es el único matador de la historia que se ha mantenido a lo largo de 32 temporadas sin apearse de la primera fila, navegando al máximo nivel de exigencia y cubriendo campañas completas -de Olivenza a Jaén- con una altísima regularidad en el triunfo. El diestro de Chiva llegó a superar durante diez años la cifra de cien corridas toreadas en la temporada española. Pero el productivismo de aquel tiempo -la lista de compañeros de cartel o ganaderías lidiadas es apabullante- se solapa con la verdadera fortaleza del valenciano: su gran capacidad, especialmente con toros exigentes como aquel célebre Lironcito de Valdefresno que echó un galón más en su bocamanga en la feria de San Isidro de 1996. El maestro de Chiva puede presumir de ser el matador que más toros ha indultado en toda la historia o de haber rebasado el record de Lagartijo el Grande, al estoquear casi 5000 toros en su carrera.
El valenciano, que fue viendo desfilar delante de sus barbas a los sucesivos rivales o figuras que le salieron al paso, quizá no fue consciente del inevitable desgaste de la vida y hasta de un concepto que ya le había hecho navegar a todo trapo en las ferias jubilosas de los años 90 y el inicio del siglo XXI, antes que la crisis del ladrillo marcara una muesca en la historia del país que se vería reflejada en el devenir del propio mundo taurino, espejo inmediato de las cuitas patrias.
En los últimos años -antes de la retirada de 2021- el torero se empeñó evolucionar hacia unos registros más estéticos –búsqueda del artista por encima del torero capaz que siempre fue- mientras se convertía, antes de su relación con la célebre Ana Soria, en un personaje de la alta sociedad española en compañía de su ex mujer. La temporada 2017 –en la que abrió la Puerta Grande de la plaza de Las Ventas- estuvo a la altura de su propia trayectoria y culminó con la concesión de ese Premio Nacional de Tauromaquia que se ha cargado el ministro Urtasun. Pero ha llegado el momento del adiós.
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