Crónica de la Feria de San Miguel

La épica en el toreo nunca sobra

  • Jugándose la vida ante un toro ‘pregonao’, Paco Ureña arrancó una oreja de ley al sexto toro de la tarde

  • El Juli y Manzanares también lograron cortar un trofeo cada uno

Paco Ureña con el último toro de la tarde.

Paco Ureña con el último toro de la tarde. / Juan Carlos Muñoz

Por fin una tarde en que no cupo el aburrimiento, en la que la terna tocó pelo y en la que salió por chiqueros una corrida que a su buena presentación unió un juego generalmente aceptable. Ypara el recuerdo, la página épica que escribió Paco Ureña en el sexto toro de la tarde, un pregonado que iba a quedar sometido por la muleta de Paco Ureña en una faena donde tiró la moneda y esa acabó saliéndole de cara. Íbamos al señuelo de un cartel de lujo, uno más de los muchos que han conformado este atípico San Miguel. Matan toros de Matilla dos indiscutibles figuras del toreo y un lorquino que hace el toreo de siempre y que ha tenido que solventar papeletas físicas de indudable gravedad. El hombre que más Puertas del Príncipe atesora y que más veces acabó en esta enfermería junto a un sevillano de adopción y este Paco Ureña con una sola bala en su canana, pero cuando vamos a la plaza nos preguntamos si otra vez tendremos el mismo problema, si seguiremos con un chorreo de toros pasados de edad.

El toro viejo que tanto está saliendo por los chiqueros de la Maestranza puede ser bueno o malo, como el cuatreño, pero se cansa antes y eso propicia que haya lucido más el toreo de capa que el de muleta. Al tercio final llega el toro sin aire y sin poder moverse, por lo que los toreros se afanan en sacar agua de un pozo que ya dio cuanta tenía. ¿Otra vez esta tarde el desfile de toros viejos? Pues no. Toros viejos y a punto de cumplir los seis años, sólo salen dos. Y si eso hubiera sido noticia antes de la pandemia, ahora lo es por todo lo contrario, porque son sólo dos. La tarde comienza con El Juli brillando en la verónica de manos muy bajas para que el toro humille. Después, chicuelinas de frente y de compás abierto, brindis al cielo y faena redonda tras un inicio de toreo andándole hacia adelante. Somete al toro y borda una faena que corona de estocada y logra una oreja. En el cuarto le toca un toro sin fuerza, el público le pide que abrevie y así responde el diestro.

Manzanares está por encima de su primer toro, que tiene clase y transmite para que el alicantino se entienda con él. Pero de manera increíble, un matador tan seguro como él pierde el trofeo por culpa de tres pinchazos y media estocada. Se desquitaría en el quinto, un toro protestado de salida por su falta de fuerza y que tiene una clase extraordinaria. Aunque la plaza pide pañuelo verde, el usía mantiene a Industrial en la plaza. Buena medida, muy de agradecer, pues a base de mimarlo, Manzanares se hace con él y cuaja una faena de las suyas, con redondos muy redondos, cambios de mano y pases de pecho monumentales. Lo mata recibiendo y aunque el acero cae desprendido, la petición es unánime y corta una oreja.

Ante un toro tardo, Paco Ureña apenas puede hacer algo en el tercero. Lo ha toreado bien a la verónica, pero el toro llega sin aire a la muleta, se para pronto y hay que abreviar. Una estocada en el rincón deja la cosa en eso tan taurino de no ha pasado nada, absolutamente nada. Pero queda el sexto, colorao, Almendrito de nombre y las de Caín en las entrañas. Ureña se planta ante él, lo desafía aguantando coladas de todo tipo y termina sojuzgando al animal para poner a la plaza en pie y arrancarle una oreja por el camino de la épica, esa página que nunca estuvo de más en la historia del toreo. A la undécima fue la vencida, salió una corrida de toros en condiciones, los toreros se arrimaron, aquí paz y después gloria. Este viernes, Morante, Ortega y Roca Rey, no va más.

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