La Puebla del Río despide hoy a Rafael Peralta, su otro centauro

OBITUARIO

El rejoneador cigarrero, que forma parte de la memoria doméstica de todo el país, falleció este viernes a la edad de 92 años víctima de una fulminante neumonía

Muere el rejoneador Rafael Peralta

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Rafael Peralta, en el tendido de la plaza de toros de la Maestranza.
Rafael Peralta, en el tendido de la plaza de toros de la Maestranza. / Juan Carlos Muñoz

Los vecinos de La Puebla, el mundo del toro y la sociedad sevillana se darán cita a mediodía de este sábado en la parroquia de Nuestra Señora de la Granada para despedir a Rafael Peralta, el gran rejoneador, jinete, ganadero y empresario cigarrero fallecido ayer en la clínica Quirón a los 92 años, víctima de una neumonía irreversible. Sus restos habían sido velados desde la tarde del viernes en el salón de plenos del Ayuntamiento de La Puebla que lo consideraba, más allá de su condición de vecino querido, como hijo predilecto de la localidad en unión de su hermano Ángel, fallecido en 2018.

En realidad no se podía hablar de Rafael sin nombrar a Ángel. Juntos marcaron toda una época del toreo a caballo sembrando, de alguna forma, los actuales parámetros del oficio y consolidando las corridas exclusivas de la especialidad ecuestre, separadas de aquel aire de exhibición que despectivamente, en otro tiempo, se quiso llamar “el número del caballito”.

Hay que retroceder a los años 70, al primer gran boom del rejoneo. Los Peralta fueron piedra angular de aquel cartel llamado Los cuatro jinetes del Apoteosis -junto a Álvaro Domecq Romero y el portugués José Manuel Lupi- que se paseó por las ferias de España consolidando y revalorizando una especialidad que, desde ese momento, se iba a convertir en pieza indispensable de la programación de todas las ferias. Ángel y Rafael Peralta fueron los credores de la lidia por colleras además de los catalizadores -junto al recordado empresario Diodoro Canorea- de la instauración de la corrida exclusiva de rejones en la plaza de la Maestranza. La primera se celebró en 1969 y en 1971 desembarcaron en la Feria de Abril en la que Rafael, como su hermano, iba a ser actor fijo hasta tiempos relativamente recientes.

Junto a su hermano Ángel fueron la piedra angular de aquel cuarteto de rejoneadores -Los cuatro jinetes del apoteosis- que revolucionó la especialidad ecuestre en los años 70

Rafael Peralta había nacido en La Puebla del Río el 4 de junio de 1933. Su debut en público llegaría en la coqueta plaza serrana de Constantina en 1957. Al año siguiente ya figuraba en los carteles del coso del Baratillo presentándose en la feria de San Isidro en 1959 compartiendo cartel con Julio Aparicio, Manolo Vázquez y Curro Girón para lidiar un encierro de Sánchez Cobaleda. En esa época, lejos aún las actuales alternativas ecuestres, la fecha de presentación en el ruedo madrileño se tomaba como antigüedad profesional.

Era el arranque de una larga carrera, prolongada hasta mediados de los 90, que transcurrió paralela a otras facetas de este hombre poliédrico e inquieto que también escribió, cantó y crío sus toros de Contreras y los caballos de pura raza en el marismeño Rancho El Rocío, pionero en el turismo de convenciones. La imagen de Rafael, de su expansiva simpatía y naturalidad, también es inseparable de la pequeña pantalla. En el terreno anecdótico se recuerda su encuentro en la tercera fase -narrado a José María Íñigo- con el fenómeno ovni.

Más tardía fue su faceta de comentarista, haciendo collera con Pedro Javier Cáceres, en las copiosas retransmisiones taurinas de Tele 5 en la exuberante y desenfadada España de mediados de los 90, tan distinta de la actual. Grabó discos, ofició de Heraldo Real para la Cabalgata de 2006, fue alma del célebre festival benéfico del Asilo de Medina de Rioseco. Era hermano del Baratillo en Sevilla, número uno de la Sacramental de la Puebla, amigo de sus amigos, marido de Mamer Revuelta, padre del Rafael, Rocío, Lola y Mercedes...

Diego Ventura: "Se va un referente para mí como torero y como persona"

Pero, en cualquier caso hay que volver una y otra vez a su faceta de rejoneador pionero instalado en la memoria doméstica de varias generaciones de españoles. Vale la pena repasar algunas cifras: sólo entre los años 1970 y 1975, seguramente los de su mayor plenitud profesional, protagonizó 548 festejos y cortó 1.788 orejas, siendo líder del escalafón en los años 1972 y 1973, manteniéndose en activo 44 temporadas. Los amantes del toreo a caballo lo recuerdan cargando la suerte al pitón contrario, en sus vibrante quiebros, en los electrizantes pares a dos manos y, casi siempre, formando aquella perfecta simbiosis con Ángel, su hermano mayor, fallecido en 2018 con aura de visionario en tantas facetas de la vida.

La muerte de Rafael Peralta Pineda ha causado un hondo pesar en la sociedad sevillana y el mundo taurino en general en el que era un personaje eterno y querido. Diego Ventura, actual número uno de la especialidad, se forjó como torero a caballo a la vera de los Peralta desde que era un niño de muy corta edad. “Se va un referente para mí como torero y persona” declaraba ayer. Descanse en paz.

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