Vivir en Sevilla

Un artista con mucha cara y dibujos a sus espaldas

  • El sevillano Jaime Abaurre ha triunfado en la redes bajo el seudónimo Máscaraqueespalda

Jaime Abaurre posa junto a una decena de sus caras.

Jaime Abaurre posa junto a una decena de sus caras. / José Ángel García

A Jaime Abaurre, como a tantos otros emprendedores, la pandemia le hizo tomar otro camino profesional. En su caso, el artístico. Desde el confinamiento ha convertido su pasión en su modo de ganarse la vida. Bajo el seudónimo Más cara que espalda hay un artista prolífico, que no para de dibujar, pintar o esculpir. Y virtual. "No conozco a la mayoría de mis clientes", explica este sevillano nacido de la generación del 87. Eso se debe a que la inmensa mayoría de sus obras se marchan fuera de Sevilla. "Aquí no dejan de entrar turistas", reconoce Jaime aludiendo a su estudio-sala de exposición, ubicado cerca de la Plaza de la Alfalfa.

La localización de su centro de operaciones no es casual. La multiplicación de galerías y espacios relacionados con la cultura en esta zona del centro hace que los artistas demanden estar en ella. Él se ubica en la calle Alonso el Sabio, frente a un bloque de apartamentos turísticos. Una tarea que él antes hacía, puesto que antes del arte estuvo la gestión de estos alojamientos y también el trabajar para una multinacional. Aquel trabajo le llevó a vivir en Brasil. Sus estudios, que comenzaron en el colegio Tabladilla y continuaron en CEADE, lo encaminaron hacia la publicidad, pero rápidamente se dio cuenta que no era lo suyo.

Jaime Abaurre en su espacio de trabajo. Jaime Abaurre en su espacio de trabajo.

Jaime Abaurre en su espacio de trabajo. / José Ángel García

Su camino ahora es el de crear y vender. Sobre todo, por internet. "Instagram ha sido fundamental para darme a conocer", explica este artista encuadrado en el cubismo de Picasso o Diego Rivera. Precisamente, pone su horizonte en Ciudad de México como posible destino. No obstante, es humilde a la hora de autodenominarse: "En cuanto a técnica soy bastante torpe". Su andadura artística comenzó de niño: "Me di cuenta en el colegio que hacía cosas que la gente no era capaz hacer". Pero el punto de inflexión fue en el confinamiento, en que bautizó sus publicaciones en redes sociales con la etiqueta #MásCaraQueEspalda. Una frase hecho que ha convertido en exitosa marca personal.

Su trazo libre y rápido crea en pocos minutos obras irrepetibles hasta por el mismo. Algo que hace único su arte, que es mayormente monocromático. Es decir, negro sobre blanco. Sin embargo, asegura que el color le encanta. "No me pongo barreras y me gusta probar todo", asegura. Ese gusto por lo novedoso le ha hecho unirse a otros dos artistas (Pablo Castañeda y Miguel Núñez) para hacer una gran obra que ocupa toda una pared de su local. "Mide 4,20 por 4,50 metros", especifica. Aunque lo que parece más gustarle son las caras: "Me encanta pintar en los aeropuertos, porque hay un montón de gente". Sus rostros son los culpables de su fama desde el principio: "Pinto caras raras y a la gente le gusta".

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