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Cuando copiar es un arte

  • La sevillana Concha Jiménez cierra el círculo de su proyecto expositivo 'Lo insondable' con la interpretación de la obra expuesta en el Museo Bellas Artes 'Escena de familia', de Rafael Martínez Díaz

Concha Jiménez durante el proceso de creación de la obra en el Museo de Bellas Artes.

Concha Jiménez durante el proceso de creación de la obra en el Museo de Bellas Artes. / M. G.

En la última sala del recorrido que los visitantes realizan en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, hay una obra que llama la atención a quien la observa. Por su temática, por su estilo y por la fecha en la que fue realizada, que se desmarca en el espacio-tiempo de las obras que en mayor medida acoge la pinacoteca, Escena de familia o Niñas pobres (1952 aproximadamente), creación de Rafael Martínez Díaz (1915-1991), no deja indiferente.

Cedida por el Museo Reina Sofía de Madrid, la pintora sevillana Concha Jiménez la descubrió hace un par de años y, desde que la vio, no pudo desprenderse de la idea de hacerla suya. La artista decidió realizar una copia de la obra interpretándola con el fin de que ésta formase parte de su proyecto expositivo Lo insondable, una instalación pictórica, sonora y escultórica que gira en torno a la escultura de una niña.

Ésta no era la primera vez que Jiménez ejercía de copista e interpretaba alguna prestigiosa obra de arte. Ya lo hizo con Piedad para la exposición colectiva Maculadas sin remedio, en conmemoración del IV centenario de Murillo, y con Las Tres Gracias, de Rubens. En ambos casos, intercambió los roles. Así, en el primero, modificó la posición de la Virgen y el Cristo y, en la segundo, representó a tres hombres en la misma actitud y el mismo escenario que las tres mujeres del Prado. En Escena de familia, estas variaciones no ha sido tan acusadas y la artista ha labrado un fiel reflejo de la original de Rafael Martínez Díaz con el único cambio de la ventana cuadrada del fondo por un ojo de buey con la idea de "dar sensación de estar sumergiéndose o emergiendo del agua, ya que la instalación principal de Lo insondable está rodeada por tres pinturas en las que aparece el horizonte a distintas alturas, dividiendo cielo y mar, circunscritos en un círculo".

Proyecto de 'Lo insondable' y 'Escena de familia'

Exposición de 'Lo insondable' en la Casa de las Sirenas. Exposición de 'Lo insondable' en la Casa de las Sirenas.

Exposición de 'Lo insondable' en la Casa de las Sirenas. / M. G.

El proyecto de Lo insondable trata "de un sueño en el que la casa, el hogar, emergen del fondo del mar. Una visión distópica de un futuro onírico y desolador imaginado por una niña blanca cuya compañía es su mundo imaginario y su perro", detalla la artista, que añade: "Al ver Escena de familia, quedé impactada por ella y la relacioné inevitablemente con Lo insondable. La aparente serenidad de la escena y en su extrañeza, en lo litúrgico, no sólo de la imagen sino de su manera de ser pintada, en el equilibrio de la composición, en la pulcritud de las niñas que a pesar de su pobreza rozan la elegancia, en la trama visible de la tela y en la atmósfera envolvente encontré muchos intereses en común con Lo insondable; prácticamente todo en la pintura de Rafael Martínez Díaz me resultaba familiar".

La intención de Concha Jiménez era que esta pintura formara parte de la muestra de Lo insondable en su estreno en el Ateneo de Camas (2019) pero no le dio tiempo a tenerla terminada por entonces y el trabajo se vio interrumpido porque Escena de familia se trasladó al Cicus para la celebración del Año Murillo. "Tampoco encontré lugar para mi copia en la segunda exposición del proyecto en la Casa de las Sirenas en febrero de 2020. Hasta hace unos meses no he podido volver a contactar con el Museo para finalizar mi obra in situ. El hecho de saber que pronto la pintura de Rafael Martínez Díaz volverá a su colección original me ha hecho no demorar más su ejecución", explica la pintora.

Copia interpretada de 'Escena de familia', por Concha Jiménez. Copia interpretada de 'Escena de familia', por Concha Jiménez.

Copia interpretada de 'Escena de familia', por Concha Jiménez. / M. G.

El trabajo de Concha Jiménez en el Museo de Bellas Artes de Sevilla ha sido para la creadora una experiencia única, "puesto que nunca antes lo había hecho". El horario rígido le ha exigido también ser constante y disciplinada. "Todos los días he cargado con el lienzo y el material desde la casa de una amiga que vive cerca. El horario ha sido reducido, de mañana, el calor exterior insoportable, el silencio de la sala, la poca afluencia de público y la luz, no demasiado clara, me han hecho sentirme más a solas con las dos obras que nunca. El tiempo ha pasado volando mientras sentía que dialogaba con el pintor. Ha sido muy enriquecedor intentar copiarle, pero también he advertido que algo mío no podía quedar oculto (la luminosidad, el mar, la ventana aureola...) He encontrado un remanso de espacio atemporal en la pequeña sala a pesar de las dificultades…".

El fin de este proyecto es ser expuesto, compartido, y que, finalmente, encuentre a su dueño. Actualmente, la artista está buscando un lugar apropiado donde poder mostrarlo. "Mi intención es hacerlo situando la pintura como obra principal junto a un montaje tridimensional de la escena, un vídeo en el que estoy trabajando y algunas piezas más. Es curioso cómo los espectadores del museo esperaban razones más contundentes para estar haciendo este trabajo pero la verdad es que lo hago porque deseo hacerlo, porque es la continuidad de mi último proyecto, Lo insondable, y un puente hacia el próximo".

En estos instantes, y tras finalizar durante el confinamiento varios encargos y terminar de impartir de forma on line el curso de ilustración que desde hace seis años imparte, se ha retirado cerca del mar donde, por el momento, madura "una idea sobre las superficies y nuestra inevitable identidad virtual".

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