Diez cuentos cargados de principios

Una decena de autores recrean en otras tantas historias la Declaración de los Derechos del Niño con un libro benéfico

Ana Fernández

31 de diciembre 2014 - 01:00

Las mondas de la Luna para reflexionar sobre el derecho a la igualdad, sin distinción de raza, religión o nacionalidad; La niña perdida para entender el derecho a una protección especial para el desarrollo físico, mental y social del niño; o En el mundo de los seres extraños para conocer el derecho a un nombre y una nacionalidad desde el nacimiento. Éstos son tan sólo tres de los diez cuentos que el libro Los Derechos de la Infancia, editado por Anaya, contiene para acercar estos principios a los más pequeños. Una obra que, además de conmemorar el 25 aniversario de la Convención de los Derechos del Niño, nace con carácter solidario, ya que al comprarla se dona un euro de su precio a Unicef.

Diez cuentos para diez principios y diez autores de literatura infantil y juvenil, dos de ellos sevillanos (Antonio Rodríguez Almodóvar y Eliacer Cansino), que recrean de forma metafórica unos principios que velan por la protección y desarrollo de los menores.

Completan el cartel de autores Gloria Cecilia Díaz, Agustín Fernández Paz, Mariasun Landa, Gustavo Martín Garzo, Gonzalo Moure, Daniel Nesquens, Ana María Shua y Lorenzo Silva. Emilio Urberuaga es el responsable de las ilustraciones.

En la introducción de esta obra, el Comité Español de Unicef afirma: "Hace 25 años el mundo hizo una promesa a sus niños: haríamos todo lo posible para proteger y promover sus derechos -a sobrevivir y a prosperar, a aprender y a crecer, a que sus voces fueran escuchadas y a alcanzar su completo desarrollo-. Es mucho lo que debemos celebrar una vez pasados estos años, desde el descenso de la mortalidad infantil al incremento de las matriculaciones escolares. Pero este hito en el tiempo también ha de servirnos para recordar que nuestro trabajo está lejos de finalizar".

Por su parte, Francesco Tonucci, psicopedagogo y prologuista del libro, explica que "los niños no son unas pequeñas y frágiles personas, incapaces de entender y de actuar de forma independiente" y, por lo tanto, añade: "Hay que respetarlos y reconocer las capacidades que tienen desde los primeros instantes de sus vidas y merecen ser reconocidos como ciudadanos, a todos los efectos y con todas las consecuencias". Es más, "deben ser considerados más importantes incluso que los demás ciudadanos", concluye Tonucci.

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