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Vinos y gastronomía

Los vinos espumosos se sientan a la mesa

  • Recaredo presenta en Sevilla sus vinos Corpinnat, la marca de bodegas del Penedés que salieron de la D.O. Cava

  • "Los jóvenes cocineros españoles formados fuera asimilan los espumosos en las comidas", resalta Macarena Muñoz, responsable comercial de la bodega

Un operario con su caballo en un viñedo ecológico y biodinámico de Recaredo.

Un operario con su caballo en un viñedo ecológico y biodinámico de Recaredo. / Marçal Font

La tendencia a reivindicar la tierra como parte esencial en la crianza del vino, tan acusada en los últimos lanzamientos por todos los marcos vitivinícolas de España (proliferan las etiquetas de “viñedos singulares” como factor de distinción), ha ido más allá en Catalunya, donde hace dos años, seis señeras bodegas de vinos espumosos del Penedés acordaron salir de la Denominación de Origen Cava, cuyo ámbito se ha venido extendiendo a bodegas y viñedos extremeños, riojanos. Seis bodegas, Gramona, Llopart, Nadal, Sabaté i Coca, Torelló y Recaredo, dieron el paso y registraron en la Unión Europea la marca Corpinnat (“nacido en el corazón del Penedés”).

Y precisamente Recaredo organizó, de manos de la Asociación de Sumilleres de Sevilla y en el restaurante italiano Al Solito Posto, en la Alameda de Hércules, una cata para presentar algunos de sus espumosos Corpinnat. Se une la conveniente promoción de esta emergente marca de vinos del Penedés con la progresiva vuelta a la normalidad en la hostelería (bullen de nuevo los veladores de la Alameda, donde se solazan cada vez más turistas) y un tercer factor no baladí: la gente, sobre todo joven, se aficiona a comer con vinos espumosos. Y eso les abre muchísimo el abanico a los fabricantes.

Macarena Muñoz, en la cata que organizó la Asociación de Sumilleres de Sevilla. Macarena Muñoz, en la cata que organizó la Asociación de Sumilleres de Sevilla.

Macarena Muñoz, en la cata que organizó la Asociación de Sumilleres de Sevilla. / D.S.

Macarena Muñoz, responsable comercial de Recaredo en la ciudad de Barcelona y Andalucía (que por algo su padre es de La Puebla de los Infantes y su madre de Zalamea la Real), describe esta tendencia después de dirigir la sustanciosa cata: “Los vinos espumosos cada vez entran más en las comidas de los restaurantes españoles, los cocineros jóvenes y que se forman en otros países han asimilado ese conocimiento y se está implantando aquí, afortunadamente, porque estos vinos son muy versátiles, maridan fantásticamente y la clientela joven, sobre todo, lo está viendo claro”.

Los espumosos españoles, cavas o no, también champanes, proseccos, se sientan a las mesas andaluzas tras años y años constreñidos al aperitivo o el postre. “Los espumosos con largas crianzas, sobre todo, y en el caso de Recaredo la mínima es de 30 meses, aguantan toda una comida, son vinos complejos en matices y mejor disfrutarlos en una copa ancha, para que se abra, respire y brinde sus aromas”.

La tendencia a comer con vino espumoso es tan marcada como la de reivindicar el valor de la tierra donde arraiga la vid: “Nada más lejos del elitismo que Corpinnat, nuestro espíritu es poner en valor el sacrificio y esfuerzo de unos bodegueros que llevan haciendo muy buen vino espumoso durante más de un siglo en esa tierra, el Penedés. Es un sinónimo de garantía, de trazabilidad. Se basa en el origen, el terruño, la fuerza de la viticultura”, remarca Macarena.

Cada vino espumoso de España es hijo de su suelo y su entorno, su terroir. La D.O. Cava ha reaccionado después de que Corpinnat viera la luz, y anunció una segmentación geográfica para ponderar y darle valor a las peculiaridades de cada terruño. Pero Corpinnat sigue dando sus pasos. “Desde Corpinnat nunca hablaremos mal de la D.O. Cava, estuvimos allí durante muchísimos años, simplemente creemos que era un paso que teníamos que dar. Somos una marca colectiva registrada en la UE, abierta, integradora, con unos altos niveles de exigencia y que puede acoger a todo aquel que cumpla los requisitos”, enfatiza Macarena Muñoz.

La calidad articula esos requisitos: cosecha manual y cien por cien ecológica, también el cien por cien de la vinificación en la propiedad, crianza en botella superior a 18 meses, uso de uva de cosechas propias o de alianzas de larga duración con viticultores, a un precio mínimo garantizado...

La cata bien reflejó ese esfuerzo. Acabó con dos vinos, Reserva Particular de Recaredo y Turó d’en Mota, que la revista Revue du Vin de France ha incluido entre los 25 vinos de referencia de España de los dos últimos siglos de historia.

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