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¿Qué cosas cambian con Emery?

  • El equipo más junto adelantando la defensa, dos pivotes y recuperar el pase largo, primeras ideas visibles

Después de un cambio de entrenador siempre surge la misma pregunta. Con ojos a veces que ven más allá de lo que en realidad hay, el aficionado, la prensa, los propios dirigentes... ven detalles en el comportamiento del equipo -por regla general tirando más a los aspectos positivos- que algunas veces no son más que casualidades o eventualidades de un simple partido aislado.

En el caso del Sevilla, ¿hubo cambios de verdad apreciables en el debut de Unai Emery en Zaragoza? Lo cierto es que el entrenador guipuzcoano apenas tuvo tiempo de protagonizar junto a los suyos un par de charlas, cuatro movimientos sobre el campo y un visionado de vídeo. Ni siquiera se podrá apreciar verdaderamente qué Sevilla quiere Emery en el choque de mañana en Getafe, pues los cambios en la mecanización de los movimientos necesitan un tiempo para que sean asimilados por los futbolistas para que su ejecución sobre el terreno de juego se asemeje lo más posible a las ideas que el nuevo entrenador pretende inculcar para que su equipo tenga un estilo reconocible.

En Zaragoza, en cambio, se apreciaron algunas intenciones. Más que la mayoría de las veces en las que hay un relevo en el banquillo, pero todavía tremendamente incipientes.

Fundamentalmente lo que Emery trató de corregir fue la posición de la defensa, su comportamiento en el campo y el primer paso para volver a formar un bloque. Dos pivotes defensivos en vez de uno, como solía utilizar Míchel en esa variante del 4-2-3-1 que arropa al equipo más que el 4-1-4-1 de los dos interiores. Estaba cantado que Emery había estudiado al Sevilla y, como todos sus rivales, había apreciado varios defectos graves. Uno de ellos, la desconexión entre las líneas: para eso mandó a la defensa unos 15 metros más arriba. Hubo fases en las que la zaga tocaba sobre casi la línea del centro del campo juntando al equipo mucho más en terreno del rival, a lo que ayudaba que la presencia de dos hombres para cerrar como Medel y Maduro.

Otra cuestión: orden a la defensa de no liarse con el balón como lo hacía con Míchel. Eso de tocar entre el lateral, los dos centrales, el portero, el otro lateral... hasta propiciar un error y un robo letal pasa a mejor vida. Emery pide tocar cuando se pueda, pero cuando no, el pase largo es una excelente opción que surte muchísimo efecto con jugadores rápidos en las bandas y no pasa nada con saltarse una línea cuando además el Sevilla no tiene un centrocampista que la pida y la suba. Así, hubo muchos balones hacia Jesus Navas.

Fueron sólo unas pinceladas destinadas a frenar el desequilibrio atrás. ¿El ataque? Poco a poco.

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