La coreógrafa Blanca Li no seguirá al frente de la dirección del Centro Andaluz de Danza (CAD) por decisión del nuevo equipo de la Consejería de Cultura, que arguye, según la intérprete, "motivos económicos" para no renovar su contrato.

El cese deja en el aire el proyecto pedagógico de una institución que ha logrado crear, dice la bailarina, "una dinámica de trabajo a la altura del enorme nivel artístico de la danza en Andalucía". Tras casi cuatro años de trabajo, la autora de montajes como Poeta en Nueva York reconoce haber disfrutado con la "emocionante" progresión de los bailarines del centro.

Esos "motivos económicos" que han provocado la salida de Li ya llevaban tiempo condicionando el desarrollo del trabajo del centro, sometido a continuos recortes en el último año. En una entrevista concedida a Diario de Sevilla, la granadina explica, en conversación telefónica, que más que el presupuesto lo que lamenta es que "las decisiones no se comunicaban con la antelación necesaria para reaccionar y planificar la programación didáctica, porque, a fin de cuentas, esto es una escuela".

Desde su puesto como directora del CAD, Li apunta que, durante estos meses de incertidumbre, le ha pedido "insistentemente" a la Junta que precisara de qué medios disponía para cerrar los planes del curso 2010-2011 con profesores y alumnos. La falta de proyectos claros se agravó, sostiene, a raíz de los cambios en la Consejería y su nuevo organigrama. A pesar de que, desde el pasado abril, la coreógrafa dice que ha solicitado varias veces una reunión con el consejero o, en su defecto, con el director general de su área, los únicos interlocutores que ha tenido son "técnicos". "El funcionamiento de la Consejería dificulta la toma de decisiones porque cuando no se cuenta con respuestas oficiales todo se paraliza", observa. Desde su llegada al CAD, Blanca Li ha tenido "tres directores de la Empresa Pública, tres directores de Fomento y dos consejeros", una nómina de altos cargos que lastra el seguimiento de proyectos que requieren una mirada a medio y largo plazo.

La que también ha sido directora y coreógrafa del Ballet de Berlín asegura que, desde su llegada al puesto, ha sufrido los vicios de la burocracia: estructura piramidal, falta de comunicación interna, excesos administrativos y lentitud para los trámites. "Cuando entré [en septiembre de 2006], insistí mucho en que el centro fuera una entidad autónoma, como ocurre con espacios similares en Francia, para no sufrir los cambios políticos. Sin embargo, ha llegado un punto en que no conocía a nadie de las personas con las que, supuestamente, tenía que hablar. Y la lentitud ha sido un suplicio: el CAD, por ejemplo, ha tardado tres años en tener una web propia", se queja.

Con todo, la institución realizó audiciones el mes pasado y Li trató de continuar con su dinámica de trabajo: "Después de tres años, habíamos creado una rutina, con audiciones anuales, alumnos de nuevo ingreso cada curso, becas para los alumnos de fuera... Y el centro empezaba a ser conocido".

Un proyecto formativo del que es apeada ahora su directora. A finales de junio, revela, "uno de los técnicos" le comunicó "verbalmente" que, debido a "un problema importante de presupuesto" su cargo iba a ser suprimido. Oficialmente, por escrito y a petición propia de la bailarina, el cese le ha sido comunicado "también por un técnico" hace 15 días. "Les he pedido una rueda de prensa conjunta para anunciar que se acaba mi etapa y hacer un resumen del trabajo desempeñado por mi equipo, pero me han dicho que había problemas de agenda y, bueno, la verdad es que no me quiero ir como la que desaparece del mapa".

Sobre el futuro de la dirección del CAD hay pocas certezas y muchas dudas. "Les pedí que me dijeran quién era el sucesor para hacer el trasvase de funciones, pero no lo tenían claro. Me dijeron que el centro no tendría director, sino que sería responsabilidad de un técnico de la empresa", explica.

Con la tristeza de no cerrar esta "apasionante etapa" de mejor manera, Blanca Li confía en que se siga la línea de trabajo trazada: "Hemos colaborado con maestros internacionales, hemos trabajado con conservatorios, con niños en escuelas, y han salido alumnos muy buenos. Lo importante es que dábamos una enseñanza de mucho, mucho nivel, como en cualquier ciudad europea, ya que el proyecto era el de hacer del CAD un sello reconocible que abriera puertas en audiciones y compañías de todo el mundo". Ya no está en su mano, admite, pero le gustaría que se continuara con esta línea porque, realmente, elogia, "la danza en Andalucía tiene mucho futuro, con magníficos profesionales, y, con un mínimo de interés los resultados se ven".

Sin embargo, no parece que la danza sea una prioridad para la Consejería, aunque la razón que han esgrimido para no renovarle el contrato sea la crisis. "Creo que las razones económicas siempre son válidas para quitarse cosas de encima. El problema no es la falta de presupuesto, sino la falta de perspectiva y la falta de agilidad en la comunicación. Lo que puedo decir es que el CAD no era uno de los gastos más importantes de la cultura en Andalucía". Entre otras razones porque el ambicioso proyecto de trasladar su sede al pabellón del siglo XV de la Cartuja, antigua promesa incluida en los planes del Gobierno autonómico, está "totalmente parado, cosa hasta lógica en tiempos de crisis".

La falta de dirección, no obstante, no quiere decir que el CAD cierre: el curso, según Li, empezará en octubre, con los nuevos alumnos y con las promociones que continúan su formación.

Por su parte, la coreógrafa granadina afincada en París seguirá con los proyectos de la compañía propia que dirige en Francia, como la gira del montaje El jardín de las delicias; así como un nuevo proyecto documental sobre tres mujeres en torno a un cabaret.