Helena Arriaza

Pedir polémica a gritos

Pantalla táctil

29 de junio 2015 - 01:00

FRÍVOLO. Patético. Irrespetuoso. Esos son los calificativos que merece Cámbiame, el programa de cambio de imagen de Telecinco con el que es muy fácil que se te atragante la comida. La mayoría de ocasiones defiendo lo indefendible de cualquier producto televisivo. Pero este sobrepasa los límites de lo chabacano. Hasta hace dos semanas la cadena emitía en esa franja horaria Robin Food, atracón a mano armada. Un programa el que se transmitía la filosofía de que hay que comer de todo, cuidándose, pero sin obsesionarse con el físico. La audiencia no ha acompañado a los chefs David de Jorge y Martín Berasategui y la decisión no podía ser otra que la de retirarlo. Una pena. La decisión de suprimirlo de la parrilla ha sido la más lógica, pero ha sido muy desafortunado cambiarlo por un programa que transmite todo lo contrario, que lo que promueve es la importancia del físico. Vasile no debe tener suficiente con Mujeres, hombres y viceversa, los modelitos y la estética de sus tronistas y pretendientes, que tras la hora y media que dura el show conducido por Emma García lo enganchan con el de Marta Torné, que tristemente consigue más audiencia que su predecesor culinario. Generar polémica hasta antes de comenzar le ha venido de perlas. Tanto quieren aprovechar el momento que ya han anunciado su versión Premium, cual Sálvame Deluxe. Por la noche y nada más y nada menos que tres horas de duración. Un horror.

Pese a la inaceptable filosofía del programa, si por lo menos estuviera bien hecho podría tener un pase. Pero ninguno de sus elementos se salva. Lo peor de todo es la evidencia de que está todo más que preparado. Se ve de lejos que los candidatos a cambiar de look son personas guapas y con estilo a las que han estropeado un poco para hacer creer que los milagros existen. Las historias dramáticas que cuentan (una vez más el recurso reality está demasiado presente) no tienen ninguna credibilidad. Malos actores. Por otro lado a la presentadora, Marta Torné, parece que le han absorbido. Su expresión no cambia en ningún momento, no transmite emoción, se limita a leer un guión de lo más básico y de lo más preparado, con cero naturalidad. Y el jurado, un esperpento. La abanderada del peculiar trío, Cristina Rodríguez, regresa a la televisión para lucir modelitos imposibles, hacer gala de su afán de protagonismo. Nunca he entendido cómo es tan importante en programas de moda la opinión de alguien cuya exquisitez brilla por su ausencia. Pelayo Díaz ya tardaba en dar el salto a la televisión. Al menos este parece que entiende un poco más de moda y tiene una trayectoria que lo avala pero alguien que se hace llamar Príncipe Pelayo pierde todo el glamour. Y muy a su pesar no deja de ser el ex novio del diseñador David Delfín. A la sombra de estos dos está Natalia Fervíu, que ni pincha ni corta en el programa. Por sacar algo positivo, el nombre del programa: Cámbiame. Muy acertado, pide a gritos que cambiemos de cadena cuando lo veamos. Así que hagámosle caso.

stats