TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Cambio de sentido

Carmen Camacho

Obama por La Carbonería

CON lo contenta que yo estaba! En cuanto me enteré de que Obama va a venir a Sevilla el mes que entra, con la fresquita, pensé, lo primero, en llevármelo a La Carbonería. Él seguro que ha oído hablar, allá en su pueblo, de este bienaventurado albergue de la cultura viva de la ciudad pues, desde los 70, Paco Lira y su gente colaboraron con universidades de Estados Unidos y Europa en dar a conocer allá el flamenco. Fijo que ha visto fotos de Camarón en La Carbonería, de Jesús de la Rosa junto a la chimenea, de Fernando Quiñones, Félix Grande o Carlos Edmundo de Ory. Verán que Barack me va a llamar, nada más pisar Sevilla, para decirme que quiere conocer La Carbonería.

Y de veras muy gustosa lo llevara, a echar la tarde en largo, a lo umbrío de los muros donde expuso Antonio Saura, para que el míster tuviera ocasión de vivir el sitio en carnes y entender que está en una casa abierta, que es mucho más y muy distinto que un bodegón costumbrista para guiris. Y le enseñaría las publicaciones esmeradas de La Carbonería Ediciones, entraríamos en charla con escritores o pintores, y me pediría que le contara otra vez cuantísimos artistas, músicos, poetas y pensadores albergó Paco Lira en este lugar y en La Cuadra; no en vano le dieron la Medalla de la Ciudad por su labor de difusión cultural. Acabaría Barack arrancándose por Sinatra -yo al piano-, con aquella de My way. ¡Qué buen trasnoche echaría Obama por La Carbonería!

Pero a lo peor no va a poder ser: La Carbonería se enfrenta a una demanda de desahucio presentada por el propietario, Hotel de los Mercaderes S.L., sociedad participada por Ignacio Medina, duque de Segorbe. Los dueños del inmueble quieren finalizar el contrato de arrendamiento. Me va a preguntar Obama -que es muy largo- si es que acaso en esta tierra no se protegen este y lugares como este, únicos e insólitos en Europa; que protegerlos poco cuesta a la Administración y mucho vale para todos. Le explicaría que en 2007 el Ayuntamiento Pleno de Sevilla solicitó a la Junta que La Carbonería fuera declarada Bien de Interés Cultural, pero que, por lo visto, el asunto está pendiente. Le contaría que estoy convencida de que la medalla de Paco Lira no se vende. Y que somos demasiados quienes queremos evitar este desahucio.

¡Ay, qué disgusto, cuando se entere mi Barack de que quieren ponerle a La Carbonería los cacharros en lo ancho de la calle…! Igual ni viene. ¡Con lo contenta que yo estaba!

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