La tribuna

Juan Carlos Rodríguez Ibarra

¡Como para quejarse!

SE entendería que alguien deseara romper amarras con la parte a la que está unido, sabiendo que esa ruptura significaría para él un perjuicio en lo económico. Entonces, lo que movería a la separación sería otro tipo de razones distintas a las puramente pecuniarias. En el caso de Cataluña, los precursores de la independencia nunca dan por supuesto que la ruptura significará el empobrecimiento de la gente que en ella vive. No se querrían ir si supieran que irían a peor. Quieren marcharse porque piensan que vivirán mejor. La identidad, la diferencia, la lengua y la cultura no son el argumento sino la excusa para vivir mejor. Cuando el nacionalismo español de la Restauración, de la dictadura de Primo de Rivera, de la dictadura de Franco supuso un trato preferente y privilegiado para la industria y las infraestructuras catalanas, nadie acarició la tentación de romper para perder. El estatuto de Cataluña de la II República definía a ese territorio como "Región española".

Cuando algunos inútiles han creído que la democracia constitucional de 1978 les hacía competir en condiciones de igualdad con el resto de los territorios españoles, han tratado de salir pitando para no perder. No creo en quien decide hacer un roto para salir ganando.

Es necesario no olvidar la historia de España, y sobre todo la historia económica de nuestro país, para recordar a los que tanto denigran al nacionalismo español que la historia económica española desde la Restauración está determinada por el llamado nacionalismo económico español, que propugnó la protección a ultranza de la industria española del siglo XIX, es decir, la única industria que existía, es decir, la industria catalana y la industria vasca. La situación privilegiada de ciertas zonas españolas es la consecuencia directa del nacionalismo económico español del siglo XIX y del siglo XX. Fue el régimen de la Restauración el que impulsó el famoso Pacto del Triángulo por el que los gobiernos de entonces hicieron una política arancelaria para proteger a la empresa española, a la industria española que, casualmente, en el siglo XIX solamente estaban ubicadas en dos sitios, en Cataluña y en el País Vasco. Hoy, que tan poca historia se recuerda es necesario devolver a la memoria la revuelta cubana, antecedente de la pérdida de Cuba, consecuencia de las Leyes Antillanas que obligaban a los cubanos a comprar única y exclusivamente textil fabricado en Cataluña. No podían comprarlo en otro sitio. Pero eso también pasaba en el interior de España: hierro en País Vasco y textil en Cataluña

Además ese denostado nacionalismo proteccionista español estableció la famosa ley de cuotas que, a través del Comité Regulador de la producción Industrial, impedía la aparición de nuevas empresas que pudieran competir con las existentes, que estaban y se mantenían gracias a las políticas arancelarias del nacionalismo español.

Como consecuencia de ello, la renta del resto de los españoles, de los trabajadores españoles, disminuía por tener que pagar el doble por el mismo producto cuando podían haber pagado mucho menos si no hubiera habido esa política proteccionista y arancelaria que propiciaba el desarrollo de algunos territorios a costa del empobrecimiento del resto.

Deben saber los herederos de los nacionalistas periféricos de aquel tiempo que su situación de privilegio económico de hoy es consecuencia del nacionalismo económico español de ayer. Que no solamente fue en la Restauración; Primo de Rivera también lo continuó. No fue casualidad que el Pronunciamiento de Primo de Rivera se forjara en la Cámara de Comercio de Barcelona. Y con la dictadura de Franco siguió habiendo proteccionismo. Algunos no habrán olvidado el famoso coeficiente de inversión obligatorio de las cajas de ahorro españolas. El dinero y el ahorro de los andaluces, de los extremeños, de los castellano manchegos, etc., tenía que ir obligatoriamente donde el Gobierno de turno de la dictadura decidía que había que invertir. Y ¿a qué precio tenían que prestar el dinero las cajas de ahorro de Andalucía o de Extremadura o de Castilla-La Mancha a esas zonas? Al 3%, cuando el dinero estaba al 22%. Y con ese dinero se hicieron algunas empresas y algunas autovías, hace cuarenta años, ninguna en el sur o en el oeste español. Y detrás del dinero salía nuestra gente a buscar el trabajo que eran imposible encontrar en las zonas más desfavorecidas por ese maldito proteccionismo económico nacionalista español. ¡Como para quejarse!

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