Los restos del 'Titanic' y la amenaza de los cazatesoros

El descubridor de los restos del transatlántico, Robert Ballard, critica que muchos submarinos hayan profanado las ruinas para llevarse objetos, causando daños en la estructura del barco.

Los restos del 'Titanic' y la amenaza de los cazatesoros
Los restos del 'Titanic' y la amenaza de los cazatesoros
Chris Melzer (Dpa)

14 de abril 2012 - 19:04

Hace exactamente 100 años el Titanic chocó con un iceberg y su naufragio dejó más de 1.500 muertos. Un siglo después, el descubridor de los restos del transatlántico, el estadounidense Robert Ballard, lamenta que los cazadores de tesoros se lleven partes de la embarcación para venderlas. "El Titanic y otros muchos barcos naufragados son fosas comunes. ¿Por qué no las respetamos?", se pregunta en una entrevista el oceanógrafo de 69 años. "Cada submarino que recoge objetos para venderlos profana el lugar y deshonra a las víctimas".

Los zapatos son los restos de las víctimas que mejor sobrevivieron el paso del tiempo. "Los cuerpos se descompusieron, la ropa se desintegró (...) Después de cien años en el fondo marino sólo quedan los zapatos, siempre emparejados, que una vez calzó una persona". No es la única vez que Ballard se ha encontrado con ese tipo de restos en embarcaciones naufragadas. "En el Bismarck fueron botas de soldados alemanes. En el Lusitania vi un par de zapatos de mujer junto a unas botitas de una madre que se ahogó con su hijo", recuerda. "¡Dejémos a esas personas en paz y con su dignidad!".

Las visitas a los restos del Titanic desde que él lo descubriera, en 1985, provocaron enormes daños, denuncia. "Nosotros nunca tocamos el barco. Pero rusos y franceses llegaron hasta los restos con sus submarinos, rompieron el mástil y lo dañaron profundamente", explica. Además, la zona se llenó de basura: "Cuando un submarino quiere subir algo debe dejar lastre. Y esos pesos están por todas parte, encima del barco y junto a él".

A pesar de todo, Ballard no tiene nada en contra de que se visite el Titanic, siempre que se haga como si de un museo se tratara. "Observar para comprender es bueno, pero no tocar. Cuando voy al Louvre miro la Mona Lisa pero no le planto los dedos".

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