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Hegemonía azulgrana, un dedo en el ojo y dos caras de la selección española

  • El Barcelona reina en el mundo conquistando todos los títulos que disputa a excepción de la Copa del Rey, que es del Real Madrid. La selección brilla camino de la Eurocopa, pero siembra dudas.

El Barcelona, ganador de cinco de las seis competiciones en las que participó, fue el principal protagonista del fútbol español en 2011, marcado por una lucha entre el conjunto azulgrana y el Real Madrid que culminó en el mes de abril cuando decidieron tres torneos en cinco partidos consecutivos.

Fue el mes clave en España, cuando el mundo del deporte se paralizó y contuvo la respiración mientras los dos clubes más poderosos luchaban por conseguir el cetro nacional e internacional del fútbol. Finalmente se lo llevó el Barcelona, que logró la Supercopa de España, la Liga, la Supercopa de Europa, la Liga de Campeones y la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, mientras que los blancos tuvieron que conformarse con la Copa del Rey.

Fue el triunfo de un estilo comandado por Pep Guardiola. El fútbol de control y toque barcelonista se asemejó a las formas fuera del campo: pausadas, cerebrales y ajenas a polémicas. Todo lo contrario que su gran rival, que practicó un fútbol más directo, más depredador y cercano a los grandes contragolpes.

Fue el año de una dictadura culé, que comenzó con el Barcelona logrando la Liga en el mes de mayo. Lo hizo tras sentenciarla en el estadio Santiago Bernabéu con un empate a un gol suficiente pero menos llamativo que el histórico 5-0 que consiguió en el encuentro de ida. Al torneo español le siguió la Liga de Campeones, obtenida en el estadio de Wembley ante el Manchester United inglés, que fue doblegado por 3-1, con goles del argentino Lionel Messi, Pedro Rodríguez y David Villa.

Antes, en semifinales, se deshizo del Real Madrid con la polémica expulsión de Pepe que provocó la ira de José Mourinho en la sala de prensa. Cargó contra la UEFA y dudó de la limpieza de los títulos europeos logrados por el Barça. Por ello, fue sancionado. Como consecuencia de ese título, los azulgrana ganaron el 26 de agosto la Supercopa de Europa al Oporto (2-0) gracias a dos dianas de Messi y Fábregas. A ese trofeo, añadieron poco después la Supercopa de España. El Real Madrid fue la víctima de nuevo. Empató a dos en el Bernabéu y perdió 3-2 en el Camp Nou. La vuelta acabó con Mourinho metiendo el dedo en el ojo al segundo de Guardiola, Tito Vilanova. De nuevo, fue sancionado.

En medio de tanta desgracia madridista llegó un cabezazo del portugués Cristiano Ronaldo en la final de la Copa del Rey que disputaron azulgranas y merengues en Mestalla. Fue la única imagen del año en la que los blancos hicieron hincar la rodilla a su gran rival por 1-0. Dieciocho años después, con Iker Casillas a la cabeza, levantaron una Copa muy deseada. En los galardones personales destacó, otra vez, el triplete barcelonista en el Balón de Oro. Messi lo ganó por segundo año consecutivo y Xavi Hernández y Andrés Iniesta fueron sus dos escuderos en el podio.

Mientras, Cristiano Ronaldo tuvo que conformarse con el trofeo de máximo artillero de la Liga. Marcó 40 goles y superó la marca histórica de Telmo Zarra y Hugo Sánchez, con 38. Para culminar un año de marcado color barcelonista, el Barcelona consiguió brillantemente la Copa del Mundial de Clubes que se jugó en Japón. En la final Messi lideró la gran victoria ante el Santos brasileño (4-0).

El resto de clubes se llevaron pequeñas porciones de la tarta. El Villarreal alcanzó las semifinales de la Liga Europa, pero fue eliminado por el Oporto. Después se clasificó cuarto en casa y consiguió un puesto para jugar la Liga de Campeones. El Valencia hizo una gran temporada y acabó tercero. Athletic, Atlético de Madrid y Sevilla también llegaron a la Liga Europa.

Mientras, la selección española vivió con una tranquilidad rota en momentos puntuales. Y, de nuevo, los protagonistas fueron los jugadores del Real Madrid y del Barcelona. En algún momento, la tensión por jugar tantos clásicos a cara de perro se trasladó al combinado nacional. Apagado ese fuego, España se clasificó brillantemente para la Eurocopa que se disputará este verano en Polonia y Ucrania. Ganó todos sus partidos y sumó el récord de 14 encuentros oficiales sin perder. Sin embargo, el equipo de Vicente Del Bosque sembró alguna duda en los partidos amistosos. Perdió ante equipos importantes como Argentina (4-1), Portugal (4-0), Italia (2-1) e Inglaterra (1-0), y afrontará 2012 con el reto de ser la primera selección que gana Eurocopa-Mundial-Eurocopa de manera consecutiva. Pero eso será en 2012.

El Oporto fue campeón de su Liga a cinco jornadas del final. Y conquistó la Liga Europa, tras imponerse en la final al también luso Sporting de Braga. Cuatro días después el conjunto de Vilas Boas ganó también la Copa de Portugal. Cerró el círculo el Oporto, que completó el triplete. Un logro similar al que le precedió en el 2003, de la mano de Mourinho. Fue el espaldarazo definitivo al talento del colombiano Falcao, máximo goleador, que sirvió para sanear las cuentas del club luso con una rentable operación que terminó con el atacante en las filas del Atlético Madrid.

Mientras, en el otro lado del mundo, con estilos diferentes pero igual estirpe ganadora, el Vélez Sarsfield y el Boca Juniors reinaron en el fútbol argentino en 2011, año que el coloso River Plate querría borrar del calendario por su histórico descenso a la Segunda División. La caída del popular equipo argentino, tras perder una Promoción ante el Belgrano, supuso un cambio de paradigma en la categoría de honor, históricamente liderada por el River Plate y el Boca Juniors. El equipo albirrojo, máximo ganador de torneo locales (33), ha concluido el peor año de su historia como escolta del Instituto de Córdoba en el torneo de la Segunda, que finaliza a mediados del año próximo, aunque en zona de ascenso directo.

El Santos, de Brasil, recuperó la supremacía en Sudamérica. Ganó la Copa Libertadores. La irrupción de una estrella, Neymar da Silva Santos Júnior, Neymar, ha vuelto a situar en la primera línea del escaparate al club brasileño, que logró en aquella final su tercer título de la Libertadores. Se estrelló sin embargo ante el Barcelona, en el Mundial de Clubes. Es Neymar, sin embargo, el aliento al que se agarra el fútbol brasileño, ávido de reclamos que alienten su fútbol y respondan a la proyección que acapara el argentino Leo Messi, el nuevo rey.

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