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Marea rojiblanca para celebrar la tercera

  • Colofón de fiesta en el estadio después de que el equipo navegara por el río desde la Cartuja a la Torre del Oro y se diera un baño de multitudes en Puerta de Jerez, camino de la Catedral y en el Ayuntamiento.

Un barco, un helicóptero, un alcalde sevillista, un arzobispo nobel en el ofrecimiento de títulos, los socios más antiguos del club, las reediciones de los momentos más importantes de esta Europa League… y sobre todo muchos muchos sevillistas. No le ha faltado de nada al Sevilla para festejar la tercera copa de la UEFA que ya guardan sus vitrinas y que le sitúa en este torneo a la altura de clubes de la talla de Juventus, Inter y Liverpool. Por mar, tierra y hasta aire, los jugadores han estado arropados en todo momento por una marea rojiblanca que ha abarrotado ambas orillas del río, las inmediaciones de la Torre del Oro, la Puerta de Jerez, la avenida de la Constitución, la Plaza Nueva y por último les ha seguido al hasta el Ramón Sánchez-Pizjuán y culminar otro día de fiesta en la historia nervionense.

La copa volvía a desembarcar en Sevilla. Pasadas las 18:00, el capitán del equipo, Ivan Rakitic, y el presidente, José Castro, bajaban a la limón el trofeo del avión para trasladar a la calle la fiesta sevillista iniciada durante el vuelo. Acto seguido se dirigieron al Centro de Alto Rendimiento de la Cartuja (CAR) para empezar a sumergirse en un baño de masas con una travesía por el río Guadalquivir y la Torre del Oro como puerto de destino.

Con Coke y M'Bia de principales animadores, flotadores, música y mucha alegría a bordo, la armada rojiblanca avanzó ligera vitoreada desde ambas orillas del Guadalquivir por aficionados que los seguían a pie, en moto, bicicleta... En el Puente de Triana, una muchedumbre esperaba como si de El Cachorro se tratara. Nada comparado con lo que aguardaba en las inmediaciones de la Torre del Oro a las 19:30. Miles de sevillistas se acumulaban a lo largo del Paseo de las Delicias para recibir a los campeones y hacer del paseo en el autobús descapotable una segunda travesía, pero ésta entre una marea de hinchas hasta la Puerta de Jerez. A partir de aquí, un track list de cánticos clásicos que ya no se apagaría en toda la tarde con el Himno del Centenario como estrella (sin olvidarse por supuesto del nombre de Antonio Puerta) y Beto y M'Bia (los héroes de Turín y Valencia) como los más coreados. 

El santuario de los títulos estaba desbordado. Entre los sevillistas que esperaban y los que acompañaban, el autobús casi no podía avanzar. Finalmente se aproximó a la fuente sobre las 20:00 para que los jugadores subieran copa en mano para ofrecerla, Fazio el primero, y vestir a la diosa con la zamarra del Sevilla. El punto neurálgico de la fiesta del centro dio el testigo al recorrido por una avenida de la Constitución donde la marea seguía discurriendo hacia la Catedral para apartar por un rato el extasis.

Vídeo: Antonio Pizarro

Sobre las 21:00, ya en el templo catedralicio, Castro, Rakitic y Emery fueron recibidos por el arzobispo Monseñor Asenjo, que se estrenaba en este tipo de celebraciones. El capitán y el presidente ofrecieron el título a la Virgen de los Reyes, ante la que depositaron un ramo de flores. Ya esperaba en el Consistorio el alcalde, el primero sevillista que recibe uno de los títulos europeos nervionenses, para reecontrarse con el trofeo que vio ganar el miércoles en Turín.

Con la Plaza del Ayuntamiento abarrotada, los jugadores, el entrenador y el presidente salieron al balcón del Consistorio sobre las 21:40 para seguir siendo aclamados. Incluso el alcalde no pudo resistirse a botar ante la insistencia de la afición sevillista después de besar el escudo de la camiseta.  Zoido reconoció la labor del presidente, Emery y los cuatro capitanes (mención especial a Fazio incluida: "Federico Fazio no es argentino, es sevillano y sevillista") y quiso recordar especialmente a Antonio Puerta. "El Sevilla no tiene una maldición como el Benfica. Tiene una bendición de futbolistas que luchan por esta camiseta hasta el final. Una gran afición y el espíritu de Antonio", concluyó el primer edil. Tras un discurso de José Castro al más puro estilo Del Nido, recogió el micro Unai Emery, que se arrancó incluso con un "Turín, turán, cada día te quiero más" mientras la afición pedía a Rakitic que se quedará. “Sin vosotros no podríamos conseguir nada. Sois lo más grande para nosotros”, dijo el capitán antes de que Monchi anunciara la salida hacia el Ramón Sánchez-Pizjuán, donde se llegó poco después de las 23:00 para culminar la fiesta.

Y tras prácticamente 24 horas de fiesta, vaya final de festejo. En un Ramón Sánchez-Pizjuán como el de las grandes citas, los jugadores se bajaron del autobús y fueron entrando en el estadio. Faltaba la copa, que apareció para sorpresa de todos desde el aire en un helicóptero de la policía del que salían Rakitic y José Castro. Ya en tierra, el presidente hizo pasar a los 100 socios más antiguos del club para que vivieran la fiesta de primera mano. Los protagonistas fueron apareciendo conforme el speaker los llamaba según el orden de sus dorsales. Los más aclamados sin duda, Beto y M’Bia, y Puerta, por supuesto.

Muchos iban acompañados de sus hijos, lo que hizo que Fazio adoptara por unos minutos a Diogo. Coke, desatado, animó la fiesta con el que se ha convertido en el canto de este vestuario y de la afición, Una mujer en el armario de Raffaella Carrá. El día llegaba a su fin, aunque no sin antes reeditar dos de los momentos más felices de esta Europa League en vivo con sus protagonistas: el gol de M’Bia al Valencia y el último penalti de Gameiro. Eso sí, con el Moranco César Cadaval de portero. El Arrebato puso de nuevo el broche a otra noche mágica de disfrute del sevillismo. Otra rojiblanca más en el siglo XXI.

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