Hasta ahora ninguna serie española había tenido la oportunidad de presentarse en todo el planeta. No ha sido con lo más deslumbrante que se haya hecho por aquí pero al menos no ha sido una ocasión desperdiciada. Está mejor que la francesa Marsella, por ejemplo, en esta misma plataforma, Netflix, pionera en lo de globalizar la pantalla de casa.

Las chicas del cable, como nos olíamos, es una refiguración de Velvet. Coincide en ambientarse en la Gran Vía (da igual si son los años 20 o los 60, el tiempo realmente es casi lo de menos. Y el lugar, también) y sirve los mismos ingredientes de novela rosa, cambiando las costureras por telefonistas. Bambú es experta en hacer seriales de lujo, bien endomingados sobrados de sensualidad de Vogue, y el encargo lo ha cumplido con todas sus previsiones. Es un paso para la ficción española, que no desentona cuando se exporta (tenemos futuro, aunque no seamos daneses). No pretendamos, eso sí, que de un día para otro los productores españoles se saquen de la manga un Breaking Bad. Todo llegará.

Por lo pronto despierta un punto de felicidad como espectador saber que a Concha Velasco, pese a su breve aparición, la vean en todo el mundo. Y que la malagueña Maggie Civantos sea la mejor del cuarteto de mozas espabiladas. La banda sonora no es de charlestón, ni se prodigan los barquilleros. Es una fiesta de disfraces posmoderna para hacer soñar sobre todo a las espectadoras.

Las chicas del cablese erige como historia de pioneras del feminismo, aunque esos primeros esfuerzos de la liberación de la mujer en la beata España de los estertores de la dictadura de Primo de Rivera no se relaten realmente. No se ha hecho esta serie para contar al resto de países la Historia de España, sino para contar una historia reconocible y universal, amorosa y facilona, que interese y pueda gustar en todas partes. Deslocalizada, pero local. Netflix, a fuerza de buscar clientes, ha hecho un favor a la ficción nacional. Y las demás plataformas se han picado con la ficción. Mucho.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios