Francisco Andrés Gallardo

Triunfismo

Visto y Oído

27 de abril 2017 - 22:24

En RTVE admiten frustración por el escaso calado que tienen sus estrenos aunque sea comprensible que El gran reto musical, Reinas o iFamily se hayan estrellado. Eso en lo que es entretenimiento ("tonterías", como llama el ministro Montoro). En otros géneros ni lo intentan. En la cadena pública se envían a altas horas de la madrugada El debate de La 1 o Comando actualidad y se optan por películas en prime time mientras se relegan a horarios imposibles programas de producción propia (es decir, envía su propio talento y esfuerzo a la invisibilidad). Esta TVE es la peor de la historia porque no tiene formatos renovados que realmente conecten con la audiencia.Los directivos de la pública están preocupados por su propio fracaso, más que nada por si los políticos les mueven las sillas. En Canal Sur andan tranquilos y sobrados: les respalda este gris régimen perpetuo del que son altavoz.

En la RTVE de José Antonio Sánchez han empezado a chapotear porque rondan los tiburones. Justo antes del inminente fiasco de la participación de Manel Navarro en el Festival de Eurovisión han anunciado el rescate de Operación Triunfo, un formato que ya tuvo que cancelarse de Telecinco tras surgir de la cadena pública. En 2001 fue una sorpresa, una irrupción dentro de las nuevas tendencias y ante un panorama comercial musical en el que hallaron cómoda cabida sus participantes. Al cabo de 16 años todo ha cambiado en la TV y en la música. Tras tantas cosechas de talent shows y tantos formatos parecidos, OT regresará sin nada nuevo que aportar. Lo podrá aupar un casting afortunado y conseguidos regresos entre los profesores o los invitados. Hay materia para hacer galas llamativas y una franja de espectadores nostálgicos dispuestos a revivir sensaciones. Pero es innecesario. Bastante decepción causa RTVE como para reprocharles con saña que, a la desesperada, se hayan visto en la obligación de desenterrar OT. Ojo, y también lo harán con Grand Prix. Una TVE sin ideas. Rancia y casposa. Espejo de esa España que creen representar.

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