Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Alarma la lesión de Feddal, claro que sí

El bético está hecho a convivir con la luz roja encendida y el marroquí es pieza fundamental

Que no cunda la alarma ha dicho Feddal, pero el bético no acaba de tranquilizarse. Entre otras cosas, porque la vida le ha enseñado a vivir con la luz de la alarma encendida. Un simple golpe, una contusión de las muchas que se producen en los entrenamientos, fue el diagnóstico y que sólo dejaría de jugar ante el Alavés, su equipo anterior. Pero eso pasó hace un mes y ahora se dice que ha esquivado el quirófano, aunque sólo de momento.

Y, claro, el bético se alarma, pues tiene muy fresco en la memoria cómo Sanabria la campaña pasada iba esquivando el quirófano. Va mejorando, se decía, pero jugaba de habas a caracoles, casi nada, hasta que en el club se pusieron firmes para que pasase por el quirófano. Dicen que si Feddal se opera estará dos meses fuera de cobertura, pero ya lleva uno en esa situación. Una situación que lleva a lo alarmante viendo los resultados del equipo sin el concurso del marroquí.

Intentar una terapia paliativa en vez de la cruenta que es la quirúrgica está muy bien, pero en muchas ocasiones no es más que una lamentable pérdida de tiempo. Se desconoce si se hará realidad el buen augurio del futbolista o si va a repetirse lo que ocurrió con Sanabria. Ya se sabe que es humano resistirse al quirófano y que Feddal está en su pleno derecho de apurar todas las salidas que no desemboquen en la anestesia y el bisturí, pero también es lógico que el bético se alarme.

Se trata de un futbolista clave en los planes de Setién. Solvente por aire y con buena salida de balón, Feddal es, o era, pieza básica del sistema defensivo. Un mes ha transcurrido desde aquel golpe en vísperas de la visita del Alavés y en ese tiempo sólo consiguió el Betis ganar un partido de Liga. Quienes la llevan la entenderán, pero que nadie se extrañe de que el bético esté alarmado con la lesión de Feddal porque la vida le ha enseñado a convivir con la alarma; desgraciadamente...

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