La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El desgarro de la muerte en el Parlamento de Andalucía
La ventana
CABE responsabilizar a los padres de la conducta de sus hijos, pero hasta cierto punto, sólo hasta cierto punto. Está claro que los árboles únicamente son enderezables en su niñez y que cuando nacen torcidos no hay que dejar para mañana lo que puedas hacer hoy. En realidad, nunca y en nada hay que dejar para mañana lo que tiene arreglo hoy, nunca jamás, sobre todo en cuestiones tan importantes como ésta del desarrollo de la criatura. Y ya cuando el niñito tiene treinta años, a ver qué responsabilidad puede atribuírsele a la madre. Por todo esto me llena de alegría que la madre del joven que atropelló y mató a dos chavalas en la Torre del Oro quede libre de cargos. A la atribulada madre se le exime de culpa y a un servidor le contenta la decisión judicial, que bastante habrá tenido que lidiar esta señora con el hijo para evitar sus desmanes, que bastante habrá pasado, pasa y posiblemente pasará la pobre mujer.
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