Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Clásicos

LA matinal Ana Pastor celebraba esta semana el campeonato europeo logrado por un club de baloncesto femenino, el Halcón Avenida de Salamanca. La periodista favorita de Ahmadineyad insistía en Los desayunos de TVE que había que promocionar los triunfos deportivos de las chicas hispanas. Los logros femeninos, salvo los Juegos Olímpicos, suelen ser de laurel apagado para muchos espectadores y para un buen pedazo de periodistas deportivos. Las mujeres en los deportes interesan en la tele por la anécdota. La tenista bailarina, jadeante o minifaldera, la nadadora generosa o la futbolista que deja en pañales a Gascoigne. Las mujeres en los eternos informativos de las cadenas siguen siendo cachas y episodios de serie B. Si ya es difícil contemplar una noticia del Sevilla o del Málaga en La 1, A-3, Telecinco o Cuatro, una jugadora española de baloncesto sólo tiene una rendija de treinta segundos si llega a lo más alto de su deporte.

Los repasos deportivos hace ya tiempo que se reconvirtieron en panfletos futboleros y han desembocado en simples monografías sobre lo que acontece en el Madrid y el Barcelona, por este orden de prioridad, con microscopio en los gestos y palabras de sus entrenadores y estrellas. Los demás clubes y peloteros son convidados de piedra y secundarios interesados.

Las cadenas se frotan las patitas y las noctámbulas tertulias de hooligans celebran por todo lo alto este mes de Messis y Cristianos que dará horas y horas de reiteraciones y panojas. Tenemos fibra hasta el verano. La rivalidad Barça-Madrid es apasionante, sí, pero se ha sobredimensionado hasta límites de un empacho que eclipsa a todo.

Lo de mañana en La Sexta, lo que llaman clásico, en fin, la primera revancha de la manita, es un aperitivo de los maratones que nos quedan por sufrir. Un penalti, un gol fantasma, un gesto de Mourinho, serán nuestro menú durante semanas.

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