Crónica de un domingo excepcional

Inmersos en esa explosión de vida que es Cangas de Onís cualquier día en general y muy particularmente en domingo, la sensación era la de que encierra la vida momentos muy determinados para el disfrute. Una multitud abarrota el mercado que tiene en la variopinta clase de quesos su atracción principal y una barbaridad de gente haciéndose fotos en el puente romano. La proximidad de Covadonga acentúa el tirón taquillero, los autobuses acarrean sin solución de continuidad personas que quieren ir a los Lagos, pues el día invita a esas vistas únicas, que el sol luce con brillo y no hay interferencias para un paisaje inigualable. Es un domingo soleado en el corazón de Asturias, no se atisban más sombras en lontananza que la seguridad de que estamos en la recta final. Una recta final que se atenúa por la vuelta a casa tan próxima, que será ya mismo.