La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El desgarro de la muerte en el Parlamento de Andalucía
La ventana
NO hay Lipasam que aguante ni cuerpo que lo resista. Pena, mucha pena, da ver en el corazón del que siempre fue Primer Mundo a personas que hurgan entre la basura para poder sobrevivir. Imágenes más propias de lugares que nos cogían más lejos, que estaban en tierras ignotas, y ya se sabe que ojos que no ven... Pero la miseria hizo metástasis y se ha instalado entre nosotros para comprobarse a diario en pleno centro de Sevilla. Rumanos mayormente, pero sin descartar a inditos del Altiplano o a africanos, van de contenedor en contenedor a la búsqueda de algo que vender, lo que sea. Y en sus urgencias no van de cuidadosos y dejan aquello como estaba, sino que revuelven con ansiedad para ir dejando en la vía pública lo que desechan y antes estaba dentro del contenedor. Todo, sin nocturnidad, bajo el sol de la atardecida, para que las calles se conviertan en muladares. ¿Primer mundo?
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