Alejandro V. García

Primero de Mayo, en abril

palabra en el tiempo

22 de diciembre 2011 - 01:00

EL Primero de Mayo caerá esta año en abril. Desde que el congreso obrero socialista de la Segunda Internacional estableciera en 1889 en París la conmemoración del la fiesta en recuerdo de los sindicalista abatidos en Chicago tres años antes, la celebración de la jornada del orgullo obrero, incluso en las más tenaces dictaduras, se había mantenido anclada en su día. Este año, sin embargo, si Mariano Rajoy pone en marcha una de las pocas acciones de gobierno concretas que anunció en la investidura, la fiesta del trabajo, al caer en martes, será trasladada por decreto para evitar la maléfica tentación del puente. Será de la primera fiesta civil del calendario laboral de 2012, salvo que la Junta de Andalucía acepte mansurrona la imposición y celebre el día 27 el 28 de febrero, que también tendría su aquel.

¡Qué extraño valor simbólico introducen los calendarios! Yo no sé si la CEOE, cuando impuso la supresión de los puentes, contaba con esta especie de metáfora sobre la endeblez de la resistencia obrera. Porque si los trabajadores no tienen ya coraje ni argumentos para defender algo tan (vanamente) alegórico como que el Primero de Mayo sea el Primero de Mayo ¿qué van a hacer los sindicatos frente a una reforma laboral con presentimientos exterminadores? Además, como se solía decir en los últimos años, ¿qué hay que celebrar con cinco millones de parados, los sindicatos maniatados por falta operatividad y la reforma golpeando en la puerta?

Ayer decía en El País José María Izquierdo que los amos del mundo están convencidos de que lo moderno es volver al siglo XIX. Yo también me temo que estamos a punto de ingresar, de la mano de Oliver Twist, en el Londres gótico de Dickens. Eso sí, si volvemos al XIX y le damos al retorno el mismo aire entre cómico y trágico de la maravillosa película Atrapado en el tiempo quizá haya oportunidad de reescenificar al sketch de los mártires de Chicago y vuelta a empezar. Es una esperanza.

Quien tiene menos posibilidad de repetir la historia con el fin de ayudar a Rajoy y a la CEOE a racionalizar el calendario es la Iglesia que está a punto de sacrificar con su pesado silencio aquello de "hay tres jueves en el año que relucen más que el sol...". Porque incluso si el Gobierno mantiene excepcionalmente el Jueves Santo para no perturbar la cadencia de la Pasión, ¿qué hacemos granadinos y sevillanos con el Corpus? ¿Cómo revivimos la Asunción? La acorazada mediática de la derecha tiró con fuego graneado cuando el Corpus desapareció como festivo. Los curas tocaron a rebato, etcétera. Ahora todos callan. ¡Cuánto silencio! ¡Cuántos lunes al sol por delante! Feliz y crudo invierno a todos.

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