La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El desgarro de la muerte en el Parlamento de Andalucía
La ventana
CADA día surge un detalle nuevo en el caso del ejecutivo de Banca asesinado para que el morbo alcance la categoría de sobredosis. Lo que parecía en un principio un capítulo de culebrón de dinero y pasiones deriva de manera concluyente a un relato de lo que se ha dado en llamar, no sé si certeramente, violencia de género. Violencia de género con final de muerte, algo tan viejo como la vida misma y que aquí adquiere una dimensión inusitada por la repercusión mediática. Telediario que no propala una agresión de pareja ni es telediario ni es nada, no merece la pena seguir viéndolo. El caso que nos ocupa tiene un plus sensiblero espectacular por cuanto la víctima era un self made man con todos sus avíos, un hombre hecho a sí mismo y que escaló posiciones desde un analfabetismo conservado hasta la adolescencia. Ingredientes, posibles cuernos y maltrato incluidos, para que el morbo se dispare.
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