La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El desgarro de la muerte en el Parlamento de Andalucía
Creo firmemente que en una España normal correrían a gorrazos a muchos de esos habitantes que, sin embargo, en ésta tan anormal gozan de cierto predicamento. Como el país se ha convertido en ese Patio de Monipodio que reaparece cíclicamente a lo largo de su historia, personajes atrabiliarios y zarrapastrosos tienen sus partidarios. Partidarios por el desencanto que produce la conducta de los muchísimos que con el cuento de que el dinero público no tiene dueño han llenado sus alforjas. Y ese desencanto, junto a la ley del mínimo esfuerzo, hace que triunfen predicadores que ofrecen soluciones marxistas, bolivarianas o islámicas. En una España normal en la que no hubiese tantísimo delincuente de cuello duro, a estos profetas de guardarropía se les correría a gorrazos a la par que sus púlpitos se quedarían deslegitimados por los siglos de los siglos. O sea...
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