Luis Carlos Peris

El fútbol vive en otro universo

desde mi córner

Resulta irreal que el único sector de este país que no parezca en crisis sea un fútbol cada vez más endeudado

10 de junio 2011 - 01:00

AQUÍ, en este país aún llamado España, hay un sector, un solo sector, que no se ha percatado de la crujía, vulgo crisis, que estamos sobrellevando como buena o malamente podemos. Aquí, en el corazón del desánimo que produce la malísima situación económica que padecemos, únicamente el fútbol parece estar al margen y eso que un considerable número de clubes se encuentra en suspensión de pagos. Esos son los tiesos oficiales mientras el resto de clubes continúa pegándole regates a la ruina en una huida hacia delante que ni se recuerda cómo empezó ni se sabe de qué manera va a terminar.

El último en caer en concurso de acreedores es el Zaragoza, uno de los más laureados de la otra Liga, esa Liga en la que no militan los dos gigantes. ¿Y esos gigantes no saben que hay crisis? Por lo visto no, ya que siguen torpedeándose fichajes hasta convertirlos más en subastas que en adquisiciones normales. Que el Madrid quiere al Kun, pues el Barça incordia hasta hacerlo más complicado; que el Barça pretende a Fábregas, pues más de lo mismo, pero al revés. Y es que se mete uno en la noche de los tiempos más oscura y se llega a la guerra que ambos litigaron ya para hacerse con los servicios del más grande, de Alfredo Stéfano di Stéfano Laulhé.

Ayer veía la luz un informe financiero por el que se desvela que la Premier, ese modelo de gestión, anda con el agua al cuello. En el último curso, las pérdidas se han duplicado hasta el punto de que la Liga inglesa es prácticamente insostenible. Aquí, en este país aún llamado España, solemos enterarnos de la realidad un poquito después que los demás en general y que, por supuesto, los ingleses en particular. Por ello, lo más probable es que nos demos cuenta del abismo cuando ya estemos con las cuatro ruedas mirando al cielo y en caída libre. No sé, pero estando como estamos, resulta indecente seguir viendo cómo el fútbol vive tan de espaldas a la realidad.

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