La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El desgarro de la muerte en el Parlamento de Andalucía
La ventana
COMO el de la Ascensión anda con el cartel por los sótanos y se quedó opaco, ya son sólo dos los jueves del año que relucen más que el sol. Uno de ellos amanece hoy y, por cierto, con más brillo solar del deseado, que vaya cómo se nos ha venido el calor, como se nos ha echado encima. Junto al Jueves Santo, hoy es un jueves rutilante, un día emblemático en la amplia agenda lúdica de la ciudad. Procesión por la mañana para solaz de pintamonas y resto de la fauna más figurona de la urbe y toros por la tarde como puntos fuertes en el programa de actos del Corpus según Sevilla. Y el calor, claro que sí, que el Corpus siempre lo tenemos en la memoria como un día en que los mercurios se disparan en los termómetros y hay quien se divierte viendo cómo el mandarinato vigente suda bajo el chaqué y el chaleco durante la interminable procesión matinal, que no todo es juncia y romero, por supuesto que no.
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