EL TIEMPO Llegan temperaturas de verano a Sevilla en pleno mes de mayo

desde mi córner

Luis Carlos Peris

En la reaparición de la autoestima

Sólo importaba la victoria y el Sevilla la alcanzó con mucho brillo primero y bastante sufrimiento a continuación

TENÍA el Sevilla la ineludible obligación de ganar y ganó. Con más apuros de los debidos y unos agobios que no venían a cuento, pero el Sevilla rompió una racha nefasta en la noche que Míchel debutaba en su nueva casa, el Sánchez Pizjuán. Demasiado era ocho partidos sin ganar para un equipo confeccionado para cuestiones muy distintas que las de coquetear con la permanencia. Fue con un gol de Medel, precisamente cuando mejor jugaba el Sevilla, y otro de Trochowski sobre la campana final y cuando por Nervión revoloteaba el fantasma de otra frustración que no se hacía realidad porque Palop había vuelto.

El primer tiempo fue un calco de las muchas veladas que, con Marcelino, empezaron gozosas para ir diluyéndose y acabar en frustración. La diferencia es que en esta ocasión aparecieron el gol propio y los errores ajenos como el de Nino ante Palop cuando el descanso asomaba la oreja. Fue, sin embargo, un Sevilla con alineación más coherente y que no dilapidaba el caudal que aporta Kanoute en este equipo. Sólo faltaba que Reyes concretase algo de lo que proyectaba, pero era un Sevilla con más juego que goles y que desarbolaba a un Osasuna que tardó en aparecer una barbaridad de tiempo y que pudo irse a casetas con dos o tres goles en el debe.

Tras el descanso reaparecía ese Sevilla triste y anodino que llevaba a pensar en lo peor. Se adueñaba Osasuna del campo, muy mejorado con la ausencia de Lolo y la presencia de Lamah, un futbolista que le puso los pelos como escarpias a la grada dos veces en un minuto para lucimiento de un Palop magistral. Tenía que ganar el Sevilla y el Sevilla ganó.¿Que cómo lo consiguió? Pues como pudo, con brillo en el arranque y apretando los dientes tras el gol de Medel, laminando a Osasuna primero y sufriendo después, pero como lo que únicamente importaba se logró, miel sobre hojuelas y que el subidón de la autoestima haga el resto en adelante.

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