Luis Carlos Peris

Otra vez a soñar bien despierto

desde mi córner

El Sevilla, tras su golpe en la mesa de Valencia, se postula para Europa y con la mente sin otras distracciones

28 de febrero 2012 - 01:00

CANTÓ bingo el Sevilla en Valencia y no pudo pasar de la línea el Betis con el Getafe. En realidad, ambos debieron hacerse con todo el botín disputado, pero ya se sabe que el fútbol tiene una considerable carga azarosa y en esta ocasión no sopló de popa en Villamarín. Aquel doble error de Muñiz Fernández como aperitivo de lo que iba a ser, una jornada nefanda para el arbitraje, hizo que el almíbar se convirtiese en acíbar. Veinticuatro horas después, el Sevilla se las aviaba con maña y una barbaridad de oficio para darle la vuelta a un marcador adverso y para mandar a la lona nuevamente al actual jefe de la otra Liga.

Desconozco si los anteriores entrenadores le tenían prohibido a Medel cruzar esa hipotética línea que le permite a un centrocampista hacer gol de vez en cuando. No creo que fuese así, pero lo cierto es que el chileno ha hecho pleno con Míchel en el banquillo. No sé qué hubiese pasado de haberse suspendido su reyerta con Spahic para mejor ocasión y si, en ese caso, hubiera marcado en Anoeta, pero a ver quién discute la efectividad de un futbolista que a la resta es capaz de añadirle la suma para estrenarse como goleador. Y es que tanto su gol a Osasuna como el de antier en Mestalla fueron la clave para estos dos triunfos bajo la férula de Míchel.

Sin grandes alardes en el juego, el pragmatismo de un Sevilla que empezó a mostrarse tras el golazo de Tino Costa fue incontestable. Kanoute justificó su presencia con la pelea para el gol de Navas y ya está la Champions a tres puntos y Europa a sólo dos. Curiosamente, en esta Liga y cuando ya se ha disputado casi dos tercios de ella, Champions y el infierno sólo están separados por once puntos, una distancia ridícula para los tres puntos que vale un triunfo. Y ahora, tras su importantísima victoria junto al Turia, el Sevilla no sólo se postula para ir visando el pasaporte, sino que, a falta de otras distracciones, es ya un favorito para volver por donde solía.

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