La mejora de las infraestructuras urbanas La señalización de la vía pública en Montequinto

Los riesgos de salir de clase

  • La coordinadora de Ampas de Montequinto solicita al alcalde la señalización vial del entorno del colegio Ramón Carande y advierte de carencias en varios más

La salida del colegio Ramón Carande tiene las características de todas las demás. Son las dos de la tarde y en la puerta del centro de educación Infantil y Secundaria de la avenida Madre Paula Montalt aguardan decenas de madres y niñeras. Charlan de la comida que han preparado en el día y de la jornada de trabajo recién concluida. Los coches copan los últimos solares cercanos donde no crece aún el ladrillo y aparcan en doble fila. Los niños se sientan en los bordillos para esperar a los padres más rezagados. Una pandilla de chicos bromea con el miembro menos avispado del grupo.

Pero hay una serie de detalles significativos ausentes del paisaje. Junto al paso de peatones de la puerta principal del colegio no luce la correspondiente placa azul de señalización vertical. Nada advierte tampoco que se trata de una zona escolar, con el riesgo que supone la velocidad de los vehículos para las varias decenas de niños que allí estudian. "Tenemos el miedo en el cuerpo de que nos pase algo. Tengo dos niñas de 9 y 12 años y las espero en la misma puerta", dice Ana María Ruán.

Calle Frascali. Calle Vaticano. Dos pequeñas esquinas de casas adosadas, paralelas. Salida natural de los estudiantes mayores del colegio por la puerta lateral. Aún se aprecia que el asfalto de las caslles es nuevo. Los padres aseguran que en ambas vías hubo sendos pasos de cebra. De ellos sólo quedan hoy la intención de los jóvenes y la prudencia de los conductores. "Es algo que pedimos todos los padres. Tengo tres hijos de 5, 6 y 12 años. El problema está aquí y en otras calles", afirma Clara Guijo, que empuja el carrito de los libros de su pequeña.

Antonio Santín, que es bombero de profesión y vocal de la Asociación de Padres y Madres de alumnos del centro Ramón Carande, ha hecho de la defensa de las pequeñas necesidades cotidianas de la barriada su mayor afición. "Lo hago en mi tiempo libre, sólo y exclusivamente para mejorar la vida de mis hijas y de todos los demás vecinos". Santín ha elaborado, con la ayuda del Google y dosis de compromiso, un completo estudio de las necesidades de señalización viaria del entorno del centro al que acuden sus dos pequeñas. "Este tipo de cosas hay que hacerlas antes de que ocurra una desgracia, pero el Ayuntamiento de Dos Hermanas no responde. La coordinadora de Ampas le remitió en noviembre el escrito al alcalde y aún no ha contestado". Animado por la acogida satisfactoria del colectivo de padres del Ramón Carande, Santín propuso al resto de Ampas de los 15 colegios de Montequinto que les comunicasen las necesidades detectadas en sus respectivos centros. Este vecino ya trabaja en los diagnósticos del Giner de los Ríos, María Galiana, Europa, Gloria Fuertes, Mariana Pineda, Luis Cernuda, Olivar de Quintos, Poetas Andaluces y San Alberto Magno. "La coordinadora hará al Consistorio una petición general". Ausentes placas de límites de velocidad, contenedores de basura junto a pasos de cebra que impiden la visibilidad son otras de sus obsesiones.

No acaban en este personal diagnóstico las preocupaciones de Santín. Denuncia la existencia de salidas de emergencias de bomberos no señaladas y que a cincuenta metros de la puerta del colegio haya una farola cuyo cableado eléctrico sobresale. O que la obra del Metro elimine árboles nunca repuestos. "Somos 40.000 personas y no hay ni un metro de carril bici en Montequinto". Voz crítica de un padre normal que aspira a recoger a sus niñas sin sobresaltos y pasear en bici con ellas los domingos por la mañana.

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