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A Berizzo se le va este Sevilla por piernas

  • La lentitud con y sin la pelota desmelenó al Spartak

Escudero mete el pie y le roba el balón a Samedov en un lance del partido.

Escudero mete el pie y le roba el balón a Samedov en un lance del partido. / fotos: ivan kolya

En la negrísima noche moscovita, el Sevilla fue un catálogo de defectos. Tantos, para consumar la segunda mayor goleada que encaja en sus 173 partidos europeos. Las deficiencias explotaron con toda su crudeza. La principal, la inferioridad física. Lo lastró con la pelota por su parsimoniosa circulación de balón, y lo condenó sin la pelota por su impotencia para cortar las diabólicas transiciones del Spartak hasta Sergio Rico.

Defensa

Las piezas más ofensivas del Spartak, Promes y Luiz Adriano, dieron una lección de cómo sacar de su zona a los centrales con su movilidad para abrir pasillos a los compañeros, que llegaron en oleadas, en frenéticas carreras inasequibles para las pesadísimas piernas de Banega y Krohn-Dehli. Cuando los rusos optaban por abrir a una banda, los laterales también se desdoblaban y superaban a sus pares, Mercado y Escudero. Los centrocampistas sevillistas eran poco más que espantapájaros, de estáticos que actuaban. Los de rojo siempre llegaban antes al balón, siempre se llevaban un rebote, siempre un balón dividido. Y si encima ajustan el punto de mira a las esquinas de la portería...

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía. FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

Ataque

Ese desesperante juego a asegurar el pase para evitar la salida rápida a la contra del Spartak provocó un fútbol plano una vez más -Banega está lento e impreciso y eso lo condiciona todo- y encima no sirvió para sujetar a los rusos. Nolito, que aún padece un discreto estado de forma, y Krohn-Dehli, que no va a disponer ya de una quinta velocidad, sólo se descolgaron a la zona caliente en ese rato de sometimiento al Spartak en el que entre el portero Selikhov y la impericia rematadora de Ben Yedder -el galo sería suplente de Iago Aspas, a su vez tercer delantero sevillista hace tres temporadas-.

Virtudes

Hasta en la virtud -esos diez minutos tras el descanso, de toque por fin profundo- tuvo defecto: inoperancia en la definición.

Talón de aquiles

Este Sevilla de Arias y Berizzo -inexplicable la pertinaz suplencia de Muriel, extravagante el cambio de Navas por Nolito- apenas muestra vigor físico con y sin la pelota, la intensidad suele vestir con los colores del enemigo. Y no siempre un chispazo de calidad técnica lo va a salvar. Menos aún en la Champions.

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