"En la novela hay parte de la historia que no nos contaron"

sandra barneda. periodista y escritora

'Las Hijas del Agua' mezcla personajes reales y ficticios en una novela donde las mujeres son las protagonistas

Sandra Barneda en Venecia, la ciudad donde transcurre la acción  de su última novela.
Sandra Barneda en Venecia, la ciudad donde transcurre la acción de su última novela. / Paco Navarro
Reyes Rocha

02 de abril 2018 - 10:19

La nueva obra de Sandra Barneda, Las hijas del agua forma parte de la trilogía formada por Reír al viento y La tierra de las mujeres. Las protagonistas de las tres historias comparten el rasgo de ser mujeres que en un momento de su vida se ven inmersas en una realidad que les empuja a cambiar.

-Viento, tierra, faltaba el agua como elemento.

-En los tres libros las protagonistas se dan de bruces con una realidad que le demuestra que es posible vivir como siempre habían pensado que les gustaría. Ellas descubren que detrás del miedo está el mundo que deseas.

-Después de La Muga y El Ampurdán, llega Venecia. ¿Por qué situar la acción de Las hijas del agua en la ciudad italiana?

-En estos momentos Venecia era el epicentro de la actividad comercial de Europa. La Serenísima República era una ciudad estado importante que comenzaba a vivir su declive. Un ambiente donde las intrigas y las luchas por el poder daban cierta libertad a las mujeres, porque nadie estaba pendiente de lo que ocurría con las damas que habitaban en los palacios. Por otro lado, ésta fue una de las tres ciudades -junto a Londres y París- donde se publicó en 1792 el manifiesto de Mary Wollstonecraft Vindicación de los Derechos de la Mujer. En la publicación del texto en Venecia fue fundamental uno de los personajes de la novela, Elisabetta Caminer, que fundó, dirigió e imprimió el Encyclopaedic Journal, una revista distribuida por toda Europa.

-La descripción de Venecia, los palacios y los datos aportados, así como las citas de mujeres filósofas, escritoras o incluso santas que encabezan cada capítulo son fruto de una ardua investigación.

-La investigación ha sido fundamental, incluso decidí escribir parte de la novela en Venecia. El proceso de documentación para escribir Las hijas del agua ha sido bastabte complicado, tanto para elaborar la trama de la novela lo más fiel históricamente como para ilustrar las citas que preceden a cada capítulo. En el libro hay parte de la historia que no nos quisieron contar. Es una novela de aventuras, pero también un modo de mostrar a esas mujeres cuyos pensamientos o ideas fueron silenciadas por los libros de historia universal.

-La hermandad del agua es una especie de sociedad secreta de mujeres que refleja la intuición que tiene usted de la existencia de un grupo organizado de mujeres con aspiraciones intelectuales. ¿Cómo entra en contacto la protagonista con ellas?

-Lucrezia llega un momento que comprende que no quiere ser de nadie que se le imponga y muestra una cierta rebeldía, en principio impropia de una dama de la época. Todo ello es posible gracias a una crianza más o menos salvaje, sin madre y con un padre ausente que delega la educación de su hija en los criados de la casa y en su amante.

-La moretta tiene un papel importante en la novela como símbolo de esa sociedad secreta. Era bastante más pequeña que el resto de máscaras, ya que dejaba el contorno de la cara al aire, pero usada junto a un velo hacía irreconocible a quien la llevaba.

-La moretta es uno de los diseños más antiguos del carnaval veneciano y alrededor de 1760 fue cruelmente olvidada y desterrada de los salones de bailes. Tenía la particularidad de que la más cara permanecía sujeta a la cara gracias a una especie de bola interior que había que mantener con los dientes. Era bastante más pequeña que el resto de máscaras ya que dejaba el contorno de la cara al aire pero usada junto a un velo hacía irreconocible a quien la llevaba. Hasta el siglo XV era un símbolo de prestigio. He utilizado en el libro la moretta porque la máscara estaba ya prácticamente en desuso y las mujeres de la Hermandad del Agua la utilizaban como símbolo de protesta. De hecho, las miembros de esta sociedad secreta son las primeras que se la quitaron.

-Aunque las mujeres de la Hermandad del Agua defienden la educación, la cultura y la libertad, esto no era lo común a finales del XVIII.

-Estas mujeres tienen una posición social privilegiada, tanto por su situación social como por la forma de vivir -en el caso de las foscas o cortesanas- pero no era lo normal. En todo caso, el hecho de que en la época se repartieran panfletos por las calles de Venecia insultando y difamando a las mujeres con formación, hace intuir que había algún movimiento en la sociedad por parte de las damas y del temor que despertaba la educación de las mujeres y su acceso a la cultura. En aquella época, las mujeres tenían menos derechos que los animales o los menores. De hecho, las mujeres -que habían sido parte importante en la llegada de la República a Francia con personas como Olympe de Gouges- son excluidas del Contrato Social de Rosseau. De hecho, el enfrentamiento de la escritora con Rosseau por esta causa, está detrás de su muerte en la guillotina.

-Desde entonces hasta ahora aún queda mucho camino por recorrer en las reivindicaciones femeninas.

-En cuanto nos ponemos en contacto con la historia de las mujeres a lo largo del tiempo, somos conscientes del camino que queda por recorrer, sobre todo, como homenaje a todo el esfuerzo realizado por las mujeres que nos precedieron. Es necesario honrarlas no pensando que todo está hecho. Hay que investigar y sacar a la luz el trabajo silenciado de muchas mujeres valientes para que sean referentes de las nuevas generaciones.

-¿Haría falta hoy una Hermandad del Agua?

-Yo creo que existe esa hermandad entre las mujeres, lo que hace falta es que nos la creamos. Siempre se ha tomado como verdad algo que en los últimos tiempos, sobre todo, tras el pasado 8-M, se ha demostrado que es falso. Se ha dado por hecho que las mujeres no nos queríamos unir, pero las manifestaciones han mostrado lo contrario.

stats