La voz Invitada de Pedro Parias

Riegos ilegales, en la “Diana” de la tecnología

  • El objetivo es combatir los riegos no autorizados y la sobre-extracción de agua.

Embalse del Bembézar.

Embalse del Bembézar.

Las viejas etiquetas ya no sirven y calificar la actividad agrícola de riego como una actividad tradicional es desconocer el profundo impacto que las tecnologías tienen en el regadío y, desde luego, el que está llamado a tener. Una mera visita a cualquier explotación del regadío andaluz serviría para desmontar tópicos y desechar viejas imágenes sobre la actividad agrícola que perviven en el imaginario colectivo. La realidad es que el regadío es uno de los sectores económicos que mayor esfuerzo de modernización ha realizado en las últimas décadas. Y particularmente en Andalucía ese esfuerzo ha sido mayúsculo, fruto del cual los sistemas de riego localizado de alta eficiencia representan más del 75 % de toda la superficie agrícola.

La realidad de la gran mayoría de comunidades de regantes la representan hoy los sistemas de telecontrol y de telelectura, la programación automática de los riegos, el control instantáneo de las incidencias, la coordinación precisa del trabajo de los guardas, la información exacta sobre el consumo, etc. Y si el avance ya ha sido importante, lo que está por venir no lo será menos. El futuro nos conduce hacia una mayor digitalización y automatización de las actividades, así como a una mayor implicación de la tecnología para alcanzar los riegos de precisión y en otros muchos retos relacionados con el desarrollo sostenible del regadío.

Desde Feragua podemos decir con orgullo que el regadío andaluz es protagonista de algunos de los proyectos de innovación relacionados con el regadío que están ahora mismo diseñándose y experimentándose a nivel europeo. Proyectos vinculados a retos tan fascinantes como el uso de aguas regeneradas para regadío, no solo las mejores tecnologías de regeneración para uso agrícola, sino su adaptación a cultivos específicos y los sistemas de fertirrigación más eficaces para sacar el mayor partido a los nutrientes de las aguas regeneradas.

O relacionados con el estudio de nuevas fuentes de energía renovables para disminuir el consumo energético del regadío y su impacto ambiental. Proyectos con inversiones concretas que ayudarán a seguir transformando la realidad del regadío (esperamos que también su imagen), optimizando aún más su consumo de recursos hídricos, eficiencia energética, integración ambiental, optimización general de tiempo y recursos y competitividad en los mercados.

Uno de esos proyectos es Diana, un proyecto europeo enmarcado en el Horizonte 2020 y en el programa Copernicus de Observación de la Tierra llevado a cabo por la Unión Europea. El proyecto comenzó en enero de 2017 y concluirá en diciembre de 2019. Participan en él equipos pertenecientes a Centros de Investigación y Universidades, comunidades de regantes, agencias espaciales y empresas del sector de países tales como España, Portugal, Rumanía, Italia, Bélgica y Grecia.

El objetivo del proyecto es combatir los riegos no autorizados y la sobre-extracción de agua mediante técnicas de teledetección. Nuevamente la tecnología al servicio del compromiso ambiental del regadío, en esta ocasión poniendo los riegos ilegales en la diana de los nuevos sistemas y recursos tecnológicos existentes.

Los trabajos se están llevando a cabo en diversas zonas piloto en Italia, Rumanía y España. En nuestro país, y de forma más concreta en nuestra comunidad, el objetivo de este proyecto es muy relevante, pues Andalucía está caracterizada por el clima Mediterráneo, con periodos de sequía recurrentes.

De modo que gestionar la sequía es una cuestión de importancia estratégico, al tiempo que una labor muy difícil, a todas las escalas de gestión, tanto a nivel de gestores públicos o privados de sistemas de riego como de agricultor.

Los gestores de las comunidades de regantes necesitan métodos para controlar el consumo de agua en estas circunstancias que substituyan a los tradicionales (la medición manual a través de los contadores). El boom de los satélites y las tecnologías de teledetección abren por tanto un nuevo marco de posibilidades para mejorar la gestión de los recursos hídricos, que son precisamente los que está explorando el proyecto Diana para un objetivo concreto, que es la detección de usos ilegales y fundamentalmente el control de sobre-extracciones. En Andalucía, y con la mediación de Feragua, las tecnologías y sistemas diseñados en el marco de Diana serán puestas a prueba en la zona piloto de Bembézar Margen Derecha, situada en el medio Guadalquivir y caracterizada por su importante producción citrícola.

Innovación 

Diana es el tercer gran proyecto de innovación en el que ha trabajado Feragua en los últimos años. Los primeros fueron SuWaNu, sobre aguas regeneradas y reutilización de nutrientes, y Moses, también relacionada con las tecnologías de teledetección para mejorar el uso del agua para el regadío. Actualmente, también trabajamos en proyectos autonómicos de grupos operativos en el marco de la Asociación Europea de la Innovación, como Reutivar, orientado a estudiar el uso de aguas regeneradas en el olivar, Invarega, para evaluar las mejores técnicas de control en los sistemas hidráulicos de las temibles especies invasoras que tanto daño producen ya en Andalucia, y dentro de la convocatoria Interreg-Atantic Area, Redawn, enfocado al aprovechamiento de los excesos de presión que se producen en determinados puntos de las redes para generar energía minihidráulica, limpia y renovable.

Y todo ello, desde nuestro convencimiento de que el futuro del regadío y la tecnología se escriben juntos y desde nuestro compromiso por seguir estimulando la transformación del regadío andaluz, haciéndolo cada vez más productivo, sostenible, eficiente energética y ambientalmente y aportador de valor para su entorno.

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