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Andalucía

Vox llama a la puerta de San Telmo

  • Macarena Olona ensaya el giro obrerista en Andalucía con la intención de ampliar la base de su partido y gobernar con el PP 

Olona, con parlamentarios andaluces de Vox, el jueves pasado en Lepe.

Olona, con parlamentarios andaluces de Vox, el jueves pasado en Lepe.

Digamos que a la hora de la siesta, aunque no durmiese, pero esos tres cuartos de hora de descanso los dedicó Macarena Olona a escuchar a Julio Anguita, un discurso que pronunció en Cáceres en 1999 y que, según sus seguidores, es el más revolucionario que pronunció el secretario general del Partido Comunista (PCE). En Lepe, un municipio emprendedor e íntimamente ligado al campo, la diputada de Vox desplegó un discurso obrerista que, aunque sorprendente, no es nuevo en los partidos situados en el extremo de la derecha. Acusó a Comisiones Obreras y UGT de haber "desactivado la huelga de los obreros del metal en Cádiz", llamó a estas centrales "sindicatos de las mariscadas" y proclamó que "la clase obrera necesita patria". Y a continuación, tachó al PP de Juanma Moreno de traidores del cambio y anunció su voluntad de que Vox esté en el próximo Gobierno andaluz.

El discurso rojipardo no es nuevo en política. Vox profundizará ahora en Andalucía en esa nueva estrategia, que no sólo busca el voto de los barrios de renta más alta de las grandes ciudades, sino el de los pequeños agricultores y ganaderos, así como de la clase trabajadora. Con 12 escaños en el Parlamento andaluz, la dirección de Vox calcula que si Olona fuese su candidata podrían obtener cinco más que si el cartel lo liderase otro. Este jueves en Lepe, Olona se ha echado a la carretera, a la campaña electoral que, no obstante, se presenta muy larga, ya que ni el presidente Juanma Moreno ni el líder de la oposición, el socialista Juan Espadas, tienen mucho interés en forzar los comicios.

El PSOE seguirá apoyando algunas leyes del PP, no va a forzar el adelanto de unas elecciones que se prevén en junio

El PSOE dará apoyo a algunas leyes del Gobierno, de modo que no se proyecte en la opinión pública un Parlamento obstruido por sus parlamentarios. Juan Espadas, aún alcalde de Sevilla, necesita tiempo, por lo que el objetivo de Juanma Moreno de llegar, al menos, hasta junio parece factible. Los socialistas han dado su apoyo a la fusión de empresas públicas en Trade, una nueva agencia, y valoran aprobar otras cuando el Parlamento recupere sus trabajos en febrero. De hecho, Espadas comenzará 2022 desde la Alcaldía de Sevilla. 

Macarena Olona es valenciana, aunque en las elecciones generales se presentó por Granada. La dirección nacional no ha decidido aún sí será su cartel en las elecciones autonómicas, aunque todo indica que ella lo desea y va lanzada.

Con Olona, al PP le ha surgido un problema no previsto. Vox se configura como su próximo socio, y Juanma Moreno no desea gobernar en coalición con el partido de Abascal y mucho menos entregar a una vicepresidencia de la Junta a la diputada por Granada. Desde el PP se teme, además, que la radicalidad de Olona termine por despertar al electorado de izquierda, que en las últimas elecciones se quedó en casa de modo mayoritario. La participación fue muy baja, apenas rozó el 59%. Si aumentase diez puntos, todos los cálculos cambiarían.

Para congraciarse con el campo, Vox acusa al resto de partidos de "globalistas", aunque es la Unión Europea la que permite a provincias como Huelva y Almería el acceso libre a un mercado de 477 millones de habitantes

Vox ha puesto su objetivo en las zonas rurales andaluzas, donde conecta bien con los colectivos de cazadores, los aficionados a los toros y algunos profesionales del campo. Esto lo comienzan a notar en el propio Gobierno central, donde existe una preocupación por el impacto de la nueva Política Agraria Común en sectores que han estado con el PP y ahora habrían virado hacia Vox. En Lepe, Olona visitó varios cultivos de frutos rojos y mantuvo una almuerzo con empresarios onubenses. Vox acusa al resto de partidos españoles de ser "globalistas", aunque es precisamente la Unión Europea la que permite a provincias exportadoras como Huelva y Almería acceder a un mercado de 447 millones de habitantes. 

Las contradicciones en el discurso de Vox son evidentes, pero la emocionalidad manda. Olona, por ejemplo, abrazó a Julio Anguita a la vez que afeaba la filiación de la ministra de Trabajo, a quien citaba como "la ministra comunista Yolanda Díaz", o aplaudía a los "obreros del metal de Cádiz" a la vez que defendía la actuación de las fuerzas del orden. Y es que, como otros populismos, Vox se define como un movimiento de los marginados por los cambios económicos contra los de arriba, ya sean éstos élites políticas o intelectuales. "Vox no es un partido", dijo, "es un movimiento, un movimiento de ley orden y autoridad". "Don Julio de quien se sentiría hoy orgulloso es de Vox", porque, según Olona, es el partido de la rebeldía, el que lucha contra la resignación.

Para que Vox entre en el Gobierno andaluz junto al PP, Juanma Moreno necesita obtener más parlamentarios que la suma de todos los partidos de izquierdas. Si no llegase a ese listón, necesitaría el voto afirmativo de Vox en su investidura y estaría obligado a abrirle las puertas de San Telmo, sede de la presidencia de la Junta.

El socio de la coalición se ha disuelto. La filtración del audio de Juan Marín sobre el proyecto de Presupuestos ha evidenciado que el grupo parlamentario está roto y que el partido tiene escasas posibilidades de tener representación en la Cámara. Si fuese así, a Moreno le tendría que ir muy bien en los comicios para mantener a Vox sólo como aliado parlamentario.

Algunos sondeos le otorgan al PP una cifra de parlamentarios que ronda los 50, a cinco de la mayoría absoluta. Eso coloca a Juanma Moreno en una posición muy similar a la de Díaz Ayuso en Madrid, pero hay quien opina, entre los populares, que votantes tradicionales del PP pueden virar hacia Vox porque se identifican más con un mensaje más duro y, además, saben que esos escaños nunca se aliarán con las izquierdas. En cierto modo, la estrategia de moderación de Juanma Moreno es la contraria a Díaz Ayuso, que radicalizó su discurso hasta dejar a Vox en un rincón.

   

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