Domingo con olor a pólvora
Nieto sufre una pitada en un acto público y muestra su malestar por tal actitud. IU se lanza al cuello de los populares con duras declaraciones de Cayo Lara. El PSOE sigue en su línea de mesura y Ciudadanos se va al aeropuerto.
EL próximo lunes usted se desayunará bajo el síndrome de la resaca electoral. Será el momento, si no hay absoluta tal como auguran las encuestas, de que empiece la fiesta dudosa de las matemáticas postelectorales. La campaña entra ya en cualquier caso en sus días definitivos y se tensa la cuerda porque hay nervios. Cada cual tira para su lado, tal como corresponde en la lógica humana, y todo apunta a que la calma chicha que ha predominado en los primeros días de campaña se resquebraja. Ayer se vio, en un domingo primaveral que en principio parecía ideal para el relajo pero que, en lo que se refiere a las elecciones, dejó sensaciones de que el cuerpo a cuerpo que hasta ahora se eludió salvo leves excepciones empieza a aparecer. Domingo pues con cierto olor a pólvora. Sensación de que algo se mueve.
No se puede entender de otra forma el discurso que pronunció el coordinador nacional de Izquierda Unida, Cayo Lara, que en una visita a Córdoba se lanzó al cuello del PP sin más dilaciones ni pañitos calientes. Dijo Lara que hay que largar a los populares de los gobiernos municipales porque de lo contrario saquearán al país. Y lo acusó de ser una acumulación de bandas organizadas cuyo fin último es "trincar de lo público". No parece Cayo Lara, que en esto de la política da la sensación de que anda ya de vuelta ante el empuje de los jóvenes y de los nuevos tiempos, un firme defensor de la sutileza y del mensaje entre líneas. Acusación sin medias tintas, pues. Pólvora para el domingo de mayo.
Las tensiones del día, sin embargo, no se vivieron sólo allí sino que se apreciaron también por un lugar tan calmo en principio como la caracolada de Las Setas. Acudió el alcalde, José Antonio Nieto, después de un acto electoral que había tenido en la zona y grande fue su sorpresa cuando parte del público que había acudido a tal cita gastronómica lo recibió con una pitada inesperada. El regidor, claramente enfadado, agradeció la educación de los que le dejaban hablar sin entorpecer el discurso en un acto de carácter institucional, de forma que aludía así a la mala educación de quienes pitaban sus palabras. Tensión pues, y dudas, porque en el entorno del PP cundieron sospechas de que detrás de esta protesta hubiese intereses electorales de algún tipo, una orquestación que en todo caso quedaba en mera hipótesis. Por allí, por la caracolada, se dejaron ver también otros candidatos como Rafael Gómez, que en estas citas de carácter popular nunca falla, e Isabel Ambrosio, la candidata socialista
Frente a tal tensión contrasta precisamente la actitud de la aspirante del PSOE, que sigue a lo suyo. O sea, campaña amable, sin agravios al contrincante y con escasos objetivos concretos. Más bien optimismo, fe inquebrantable, alegría de vivir.
Los partidos emergentes se tomaron la jornada también a fondo. Ganemos, por ejemplo, realizó un original paseo reivindicativo por la zona del río con el que criticó la desidia que hay, a su juicio, en asuntos como el ocio infantil y juvenil, el eterno cierre del C4 o el Rey Heredia. Ciudadanos, a su vez, desplazó a su líder al aeropuerto para demostrar que en el partido naranja todavía se sueña con un aeródromo que conecte vía comercial a Córdoba con Europa. Si algo los define en cuestiones como ésta es el entusiasmo.
Valga en todo caso este domingo con ciertas fricciones para dar por inaugurada la fase final de la campaña, en la que los discursos de intencionalidad política irán cobrando fuerza, y si no al tiempo. Se auguran dardos del PP contra Ciudadanos en su afán de, como dijo ayer Nieto, tratar de movilizar al votante que los aupó en 2011. O sea, en el objetivo de frenar las fugas. Y de IU es de esperar que afilen la lanzada, mientras que los de Vilches no les quedará otra que salir a la contra. O huir del choque si ven que esa es la estrategia. Ganemos, por supuesto, seguirá a lo suyo, en una campaña que derrocha ilusión, y de Ambrosio no se sabe bien qué más esperar. El partido, en todo caso, se acerca a su término y cada cual buscará la portería de la mejor forma que sepa. Es lo lógico. Paz eterna nunca hubo en elecciones.
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