Una treintena de localidades, pendientes de posibles pactos

El nuevo tiempo en política, dicen los expertos, ha llegado. Lo aseguran los nuevos rostros que acaban de irrumpir en el escenario de la provincia y aquellos actores sin los que sería imposible reconocer cualquier pugna electoral. A todos se les escucha pronunciar la palabra pacto, como si fuese un nuevo sujeto en estas lides. Sin embargo, lejos de lo que pudiera pensarse, el resultado decidido por los electores que el pasado domingo ejerció su derecho al voto reduce a una treintena las alianzas necesarias para garantizar la estabilidad plena en los gobiernos municipales.

La cifra supone un descenso respecto a lo sucedido en 2011, cuando fueron 36 las localidades en las que emergieron de las urnas mayorías relativas. O lo que es lo mismo, existe un incremento de mayorías absolutas en la provincia, aunque no todas recaen en las partidos históricos. En este sentido, los que ven aumentar estos feudos son el PSOE, con cuatro más (de 31 pasa a 35) e Izquierda Unida, con tres más (de 6 pasa a 9). Todo ello en detrimento de la pérdida de pesos absolutos del PP, que se queda con 23 mayorías absolutas, frente a las 26 de 2011. Más allá del número, lo más importante de esta reducción es el simbolismo de los urbes afectadas: Málaga capital, Torremolinos, Marbella, Rincón de la Victoria, Mijas y Nerja.

Escenarios sobre los que los populares han venido afianzando una cada vez menor primacía electoral en la geografía malagueña. En todos ellos son la fuerza más votada, pero sus cabezas de cartel se encuentran con la imperiosa necesidad de bien lograr pactos de larga duración o garantizarse al menos respaldos puntuales para su investidura y posteriores tomas de decisión.

En ese juego se antoja clave el papel que pueda jugar Ciudadanos, partido que irrumpe, al menos desde el punto de vista estratégico, como clave en los planes inmediatos del PP. Su apoyo, dada su cercanía ideológica, es imprescindible para que los alcaldables populares puedan garantizarse un periplo normalizado. Algo que se puede extender, a la espera de confirmación de los datos oficiales, a la Diputación provincial.

El futuro en otras plazas se antoja si cabe mucho más complejo en lo que a la cocina de pactos se refiere, dada la necesidad de sumar a la ecuación a tres y a hasta cuatro formaciones. Los casos más paradigmáticos son los de Benalmádena y Vélez-Málaga, dos ciudades acostumbradas a consensos variopintos y alejados de cuestiones ideológicas.

En el municipio de la Costa del Sol occidental el PP vuelve a ser el más votado, pero con una pérdida de dos ediles respecto a 2011. En cuatro años ha pasado de 11 a 9 ediles, situándose la mayoría absoluta en 13. El ramillete de formaciones con representación se amplía a un total siete. El PP necesitaría del aval de Ciudadanos, que cuenta con tres concejales, y un edil más, que podría proceder bien de Vecinos por Benalmádena (VpB) o @lternativa por Benalmádena.

En la capital de la Axarquía, otro escenario tendente a fórmulas multitudinarias, ocurre otro tanto. Seis son las siglas que logran al menos un concejal. Los 10 concejales de los populares requieren sumar, al menos otros tres para disponer de mayoría absoluta, lo que sería factible con el Partido Andalucista (PA), con dos, y Ciudadanos, con uno. No parece sencillo un acercamiento con la primera después de que los populares acogiesen en su seno a algunos de los candidatos andalucistas del pasado mandato. Sí parece más próximo un acuerdo con el Grupo Independiente Pro Municipio de Torre del Mar, que dispone de otros dos representantes.

De los 30 municipios con mayorías relativas, los resultados abre las puertas a posibles alianzas entre el PSOE e Izquierda Unida para que ambas formaciones se hagan con las alcaldías en once localidades. Las mismas, favorecerían, por número de votos, a IU en seis localidades, mientras que en el resto sería el PSOE. Algo semejante ocurre con el PP y Ciudadanos en Alcaucín, Mijas, Rincón de la Victoria, Málaga, Mollina y Torremolinos.