A la investigadora y doctora María Acaso (Madrid, 1970) le obsesiona convencer al educador de que su figura profesional es tan interesante y crítica como la del artista. Tras más de dos décadas formando como profesores a los futuros artistas desde la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense, y colaborar con centros culturales de España y América Latina, a finales de 2018 asumió la jefatura del departamento de educación del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Este viernes inaugura en Sevilla (17:00, Teatro Alameda, entrada libre) el seminario Las artes en la educación, que se desarrolla hasta el domingo organizado por el proyecto A Tempo de la fundación La Ciutat Invisible con el respaldo del Ayuntamiento, la Fundación Banco Sabadell, la UNIA y el colectivo Zemos98.

-¿Qué idea principal quiere lanzar en el arranque de este foro?

-Que si hay una figura intelectual importantísima es la profesora de infantil y de primaria, y por eso urge erradicar el imaginario aún vigente de la clase de arte como un Chiquipark donde se entretiene a los niños y no se genera conocimiento crítico, y de la profesora como una cuidadora. Esa figura tiene que cambiar por la de una profesora que alienta la creación pero también el análisis de productos visuales, que escribe y reflexiona sobre su práctica docente, y que ve su trabajo como una palanca de cambio social. Necesitamos conectar la escuela con la vida. Aprender y enseñar son acciones políticas y tanto los profesores como los investigadores, los estudiantes, los padres y cuantos trabajamos en torno a la educación debemos darnos cuenta y tomar una posición al respecto.

"Podemos usar el arte como herramienta para enseñar otras disciplinas y fomentar el pensamiento crítico"

-En su libro Art Thinking: transformar la educación a través de las artes (Paidós, 2017) deja muy claro que, en las antípodas de las manualidades, la clase de arte es uno de los ámbitos más revolucionarios que puede haber.

-En este libro reflexiono sobre cómo el arte puede cambiar la educación gracias a su capacidad para generar extrañamiento y provocar pensamientos divergentes. El arte, además de como contenido, puede ser usado como una herramienta metodológica para enseñar inglés, matemáticas, Historia y otras disciplinas, para enseñar a trabajar a través de proyectos, educar en el respeto y desarrollar la creatividad. La metodología de la lección magistral en la clase de arte o de la visita guiada en el museo debe cambiar en favor de una dinámica conectada con la vida, que trabaje el pensamiento crítico y permita hablar de interculturalidad, ecologismo o igualdad, temas esenciales en el debate público.

Visita performativa de la artista Sofía Montenegro llevada a cabo en las terrazas del Museo Reina Sofía.

-¿Cómo encajan estas reflexiones con el trabajo que desarrolla ahora en el Reina Sofía cuyo director, Manuel Borja-Villel, acaba de reformular toda la visita a la colección permanente?

-El Reina Sofía es un museo público y una de las grandes maravillas de las instituciones públicas es que funcionan como mecanismos de equilibrio social. Desde el departamento de educación trabajamos para que las escuelas que tienen menos contacto con el mundo del arte sean las que más vengan al museo, interactuamos con colectivos como el de las personas mayores y, en líneas generales, intentamos conectar el museo con la vida de una manera crítica a través de la colección y de las exposiciones temporales. En cuanto a la reformulación de la colección, está claro que apunta a aprender a mirar de otra manera, algo que desde Educación apoyamos también a través de los recorridos que estamos elaborando: habrá uno general basado en ítems arquitectónicos, haremos más contemporáneo el del feminismo y reformularemos el recorrido del Guernica desde la idea de los viajes de la obra de Picasso y de los desplazamientos, algo tan consustancial a la sociedad contemporánea. Hay una sinergia muy grande entre el departamento de educación y el de colecciones para, a través de esa promiscuidad institucional, impulsar la creación de conocimientos.

-¿En qué momento se encuentran los programas educativos en los museos españoles?

-En España estamos a la vanguardia en este sector. En los últimos cinco años los departamentos de educación de los principales museos públicos españoles han cobrado más importancia, presupuesto y visibilidad, al igual que ocurre en América Latina, donde ya es impensable montar un museo sin un departamento potente de educación. En el Reina hemos puesto en marcha el proyecto del Museo de los Vínculos, que intenta generar públicos estables de larga duración y se inspira en las teorías de la antropóloga argentina Rita Segato. De ahí ha surgido, entre otros, el proyecto experimental pAULA que convierte al museo en un aula de primaria todos los martes por la mañana. Ese día, cuando el Reina Sofía está cerrado, un grupo de niños de un colegio cercano realiza aquí su docencia y genera un vínculo con la institución, las exposiciones y el arte contemporáneo muy distinto al de otros niños que sólo vienen al museo la visita promedio de 35 minutos.