Los dramas deportivos de superación y redención personal tienen un largo recorrido en el cine que, si se quiere, se podría remontar a El campeón de Vidor (1931) y llegar hasta Redención de Fuqua (2015). Dentro de este subgénero es recurrente el tema del entrenador o jugador venido a menos que se ve obligado a aceptar un empleo muy por debajo de sus méritos y trayectoria a causa de sus errores, convirtiéndose el castigo en una ocasión de redención. En este sentido esta película es ejemplarmente fiel a estos determinantes temáticos. Una suma verdaderamente aplastante de desgracias sobrevenidas y de errores personales trunca la incipiente pero prometedora carrera baloncestística del protagonista (un muy buen Ben Affleck, actor que en su agitada vida personal y su vida profesional ha demostrado ser capaz de superarse personal y artísticamente hasta ganarse el respeto como actor y como director) obligándolo, para huir del desastre de su vida de alcohólico, a volver a la modesta casilla de partida de la que pudo ser su vida profesional: hacerse cargo del equipo de su instituto, formado por jóvenes a priori marcados por el fracaso, y conducirlo al triunfo.
Demostrando que lo fundamental es cómo se cuenta una historia, y no esta en sí misma, este argumento tantas veces contado y con tantas posibilidades de naufragar en convencionalismos lacrimógenos de telefilme de sobremesa de fin de semana remonta el vuelo gracias a la ya mencionada interpretación de Ben Affleck -muy bien secundado- y sobre todo a la sobria y realista dirección de Gavin O'Connor, de alguna manera especialista en historias de superación y de lucha contra las circunstancias adversas tanto en el terreno personal (la excelente Tumbleweeds que lo reveló en 1999) como en el deportivo (El milagro, 2004, y Warrior, 2011), además de haber ofrecido un par de buenos thrillers (Cuestión de honor, 2008, y El contable, 2016). La intensamente realista, nada melodramática y severa realización de O'Connor crea el escenario perfecto para que Affleck pueda desarrollar con gran riqueza de matices y una intensidad nunca forzada su excelente espectáculo interpretativo.
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