Las nuevas Normas Diocesanas para Hermandades y Cofradías regularán diferentes aspectos de los procesos electorales, como el voto por correo. Una de las novedades que se podrían introducir en la nueva regulación que verá la luz tras la Semana Santa es la necesidad de contar con una comisión, como ya está recogido en las reglas de algunas corporaciones, que vele por el buen discurrir de los comicios y que evite que se produzcan situaciones poco edificantes. La facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla acogió ayer el foro Régimen Jurídico en las elecciones de las hermandades, en la que participaron el delegado episcopal de Asuntos Jurídicos para las Hermandades, Antonio Vergara; el profesor titular de Derecho Romano de la Hispalense, Martín Serrano; el hermano mayor de los Sastres, Miguel Andreu; y el abogado Antonio Emilio Álvarez; además del también profesor de Derecho de la Hispalense, secretario del Consejo de Cofradías y coordinador de la jornada, Carlos López Bravo.

"La nueva normativa va a introducir algunas reformas en los procesos electorales para mejorarlos", adelantó Vergara. Entre ellas, se encuentra la referente al voto por correo: "La mayoría de los problemas vienen por aquí", expuso el sacerdote, quien aseguró que las Normas Diocesanas no pueden dirigirlo todo, sino que dejan que sean las reglas de cada corporación las que desarrollen la mayoría de las cuestiones. Aunque es la junta de gobierno la encargada de velar por buen discurrir del proceso electoral, ha surgido una nueva figura. "Ya hace tiempo que están ahí las comisiones electorales en algunas hermandades para buscar la objetividad. Es interesante", resumió Vergara.

El profesor Martín Serrano abundó en los tres niveles normativos existentes: el universal, con el Código de Derecho Canónico; el general, con la Normativa Diocesana; y el particular con las reglas de cada corporación. "La hermandad tiene capacidad para darse normas propias. Tiene que existir espacio en los tres niveles. Las Normas Diocesanas deben regular lo mínimo dejando el resto para las reglas de cada hermandad. Hay que defender su riqueza". Serrano indicó que cada normativa diocesana ha tenido como finalidad plasmar un criterio pastoral, y puso como ejemplo las normas vigentes de 1997 para "forzar" que las hermanas tuvieran plenos derechos. "Las que vienen tienen que tener también una inspiración pastoral, porque el código no ha cambiado".

En el debate entre los ponentes se expuso si sería adecuado, en hermandades de gran tamaño, que las elecciones fueran a través de compromisarios, o cómo evitar que haya varias candidaturas, algo deseable pastoralmente, pero imposible jurídicamente. "El problema es cuando se traslada lo civil a lo eclesiástico. ¿Cómo regulo que un candidato reúna a los medios de comunicación en un hotel? Moralmente no son aceptables determinadas acciones", lamentó Vergara, quien sostuvo que muchas veces es contraproducente tratar de unir a varias candidaturas. Para fomentar la unidad, el profesor Serrano deslizó que se podía pedir una mayoría cualificada o, en sucesivas elecciones, que la elección fuera por mayoría simple, en un segundo mandato por mayoría absoluta, y un tercero por mayoría cualificada, como se hace, por ejemplo, en la Conferencia Episcopal Española. Otra opción sería la de pedir una serie de avales para poder ser candidato.

Los ponentes también indicaron que sería "fundamental" distinguir la realidad de cada hermandad: "No es lo mismo regular una elección en la Sacramental de la Magdalena que en la Macarena. Por eso hay que dejar margen a las reglas de cada hermandad". También se puso sobre la mesa el problema que existe para encontrar personas que se presenten a hermano mayor o el número de hermanos necesarios para los cabildos de elecciones. "Se está rebajando el quórum necesario atendiendo a la realidad", dijo Vergara.