Dicha red, con miembros repartidos entre Barcelona, Jaén, Madrid, Salamanca, Tenerife y Valencia, operaba especialmente en portales de venta de artículos de segunda mano. En sus anuncios prometían soluciones rápidas a problemas económicos y financiación para todos en condiciones ventajosas y ahorrando los numerosos trámites que implica este proceso en una entidad bancaria. 

Así pues, todo usuario que ingresaba a su página y contactaba con ellos se veía envuelto en una espiral de pequeños pagos que, teóricamente, eran "gastos de formalización de préstamo" necesarios para llevar adelante el proceso de adquisición de dinero prestado por parte de la víctima de este fraude. Estos pagos se repetían en numerosas ocasiones, alcanzando cifras notables. Un usuario llegó a pagar más de 5.200 euros hasta ser capaz de llegar a la conclusión de que estos supuestos facilitadores de préstamos eran, en realidad, estafadores, ya que a pesar de abonar cantidades variadas repetidas veces seguía sin recibir el dinero prestado que tanto necesitaba.

La investigación que ha llegado a lograr destapar este fraude ha durado varios meses, puesto que este tipo de delincuentes tienen sus espaldas cubiertas en todo momento mientras estafan a sus víctimas, sirviéndose de todo tipo de herramientas como cuentas bancarias falsas, números de teléfono cuyo titular era una persona inexistente, centros de operaciones sin conexión entre sí que dificulten el rastreo de la actividad ilícita en cuestión...en definitiva, esta red de estafadores disponía de herramientas de sobra para poder sacar el máximo beneficio de cada fraude y salir impune. Sin embargo, finalmente se pudo llegar a identificar a los sospechosos, e incluso se llegó a descubrir el funcionamiento del organigrama de esta red, cuyo centro de operaciones principal se ubicaba en Salamanca.

Los tipos de fraude más comunes en Internet

A raíz de este caso reciente, se hace notable que con el fin de prevenir una posible estafa en Internet, es mejor aprender sobre los métodos más comunes utilizados por este tipo de delincuentes para obtener nuestros datos, para poder identificarlos y evitar consecuencias negativas:

• Venta online fraudulenta: se crean páginas web de tiendas inexistentes con precios muy inferiores a los de mercado. Las existencias de los productos en venta no son reales y los pedidos realizados a través de estas páginas web nunca llegan, pero el pago a las mismas se hace efectivo, por lo que las víctimas de este tipo de fraude suelen verse atraídas por los precios competitivos que se ofrecen, que resultan ser precios ficticios para bienes inexistentes.
• Phishing: se trata de correos electrónicos en los que se suplanta la identidad de un negocio, servicio o plataforma pidiendo a la víctima datos varios (desde dirección e identificación hasta datos bancarios) que luego se utilizarán de manera fraudulenta.
• Vishing/Smishing: el funcionamiento de estos es similar al del phishing. Sin embargo, en lugar de correos electrónicos se utilizan llamadas y mensajería SMS, respectivamente.
• Ransomware: software invasivo que bloquea los datos de sistemas informáticos y pide un rescate, normalmente bastante cuantioso, a la víctima a cambio de devolverle dichos datos.
• SIM swapping: se duplica la tarjeta SIM de la víctima utilizando datos de identificación falsos. Una vez duplicada, se aprovecha para suplantar la identidad de la víctima y realizar pagos y transferencias varias gracias a la función de confirmación de operaciones por SMS de la que disponen diversas entidades bancarias.

En definitiva, los métodos de fraude cibernético son muy diversos, y siempre es imprescindible revisar por todas las vías posibles la autenticidad de cada SMS, correo electrónico o incluso llamada telefónica antes de proporcionar cualquiera de nuestros datos, de manera que se puedan prevenir estafas y fraudes como las que tantas personas con dificultades económicas han sufrido por parte de la red previamente mencionada.