Atletismo

Cristian, un Filípides a lomos de un 'carro de fuego'

  • El joven sevillano con diversidad funcional estará en el maratón de Atenas, donde Abel Antón y Martín Fiz reeditarán el duelo del Mundial 1997 25 años después

  • Los nazarenos Miguel Ángel Quintas y Antonio Manuel Jurado lo acompañan como impulsores de la asociación Carros de fuego

Miguel Ángel Quintas, Cristian González y Antonio Manuel Jurado.

Miguel Ángel Quintas, Cristian González y Antonio Manuel Jurado. / P. S.

Hace 25 años Abel Antón se colgaba el oro mundial en la cuna del maratón. En Atenas, donde, cuenta la leyenda (de forma resumida) que Filípides corrió, más o menos, la distancia de 42 kilómetros y 195 metros para avisar en Atenas del triunfo griego sobre el ejército persa. La historia dice que sólo pudo decir "hemos vencido" y murió de agotamiento. Y este domingo allí estará, junto al campeón español y Martín Fiz, segundo en aquella prueba mundialista de 1997, Cristian González Lorenzo haciendo de Filípides en su carro de fuego impulsado por los nazarenos Miguel Ángel Quintas y Antonio Manuel Jurado, Choleja por herencia familiar, que lo impulsarán para cubrir la mítica distancia por primera vez en el extranjero.

El joven sevillano, que ha cumplido hace poco los 18 años, sufre diversidad funcional, una enfermedad que en su caso hace que los músculos se retuerzan de forma progresiva y no pueda andar, sumado a unos problemas de visión. Pero ello no le impide "hacer deporte", como él mismo dice y afronta con "nervios" la prueba helena. No será la primera vez que se enfrenta a esta distancia, pues tiene la experiencia del Maratón de Sevilla, aunque ya tiene en su cuenta varios duatlones, triatlones y carreras de montaña, además de otras muchas pruebas de menos kilometraje.

"Para mí cada carrera es mi forma de hacer deporte. Me gusta la velocidad y sentir que soy un corredor más", afirma el protagonista, que no se lo pensó cuando sus compañeros le propusieron este nuevo reto. Una experiencia que nace en colaboración con el Banco Santander, que costea el viaje de Cristian y sus padres, Feliciano y Ana. El de los impulsores corre de sus bolsillos a través de la agencia de Martín Fiz, Sport Travel. "En abril coincidimos en los premios de la revista Corredor con Fiz y ahí empezamos a hablar sobre la posibilidad de ir a Atenas con un carro. Hasta septiembre no nos lo confirmaron y estamos preparando la prueba en un tiempo récord", explica Jurado, que añade: "Siempre he sido un deportista normalito y esto me ha dado la vida. Le he encontrado un sentido a correr. El que no ha corrido con un carro no sabe lo que es. Cuando lo haces te engancha. Los que nos ayudan son los niños a nosotros en realidad. Empujar un carro es lo más fácil del mundo, eso no tiene importancia. Los protagonistas son ellos y ahora son como mi segunda familia por todo lo que hemos vivido juntos. Ya cuando vengamos de Atenas nos pondremos a inventar otra aventura".

El sueño es el Maratón de Nueva York ahora que Cristian es mayor de edad, pero por el camino no faltan los retos. "Siempre cuento que la primera vez que corrí iba tan nervioso que no me enteré de nada y por eso quise repetir. Disfrutamos mucho y en Atenas lo pasaremos bien. Siempre llevo un megáfono para potenciar el sonido de la sirena que hago yo mismo", explica Cristian. Es su firma personal. En las carreras en Sevilla ya lo conocen, ya que es un fijo con Carros de Fuego desde sus inicios.

MIguel Ángel Quintas y Antonio Manuel Jurado junto a Cristian González MIguel Ángel Quintas y Antonio Manuel Jurado junto a Cristian González

MIguel Ángel Quintas y Antonio Manuel Jurado junto a Cristian González / P. S.

"Cuando ayudas a los demás siempre recibes más de lo que das. La gente te admira por empujar un carro y eso no es nada. Me gusta correr y lo único que hago es empujar un carro. El esfuerzo grande lo hacen Cristian y los otros niños por aguantar ahí. No le veo mérito a empujar al carro", señala Quintas, que destaca la positiva actitud de Cristian ante lo que sea: "Ellos nos dan más a nosotros que al revés. Verlo sonreír, ver cómo la gente nos anima mientras corremos… Cristian tiene ya hechos duatlones, triatlones, carreras de montaña, maratones… No dice que no a nada". "Me gusta probarlo todo para buscarme mis mañas dentro de ese nuevo entorno. El miedo me dura un día. Con ellos voy a donde sea", indica el joven.

"Para mí cada carrera es mi forma de hacer deporte. Me gusta la velocidad y sentir que soy un corredor más”

Pero para que Cristian esté necesita del apoyo de unos padres que, como él, no dicen no a nada. "Cada prueba es una desconexión para todos. Hay muchos días que no son bonitos, con médicos, fisioterapeutas, los problemas en el colegio… Esto es una forma de evadirnos", indica Ana, que recuerda cómo Quintas y Jurado les dieron "la vida" en la pandemia. "Cristian disfruta haciendo deporte con ellos. Eso le da la vida. Y lo pasó mal en la pandemia. En cuanto pudimos movernos empezaron a organizar cosas como un circuito por Dos Hermanas o una salida hasta Sanlúcar de Barrameda en bicicleta", explica.

Ahora ver a los niños sonreír en cualquier prueba en sus carros es lo normal, pero los inicios no fueron fáciles. "Ya está todo más normalizado, pero ha sido un camino duro y de mucha pelea. El Ayuntamiento de Sevilla ya contempla en todos sus reglamentos normativas para chicos con diversidad funcional y disputan la prueba como un corredor más, con su seguro, su dorsal… Como en muchos pueblos, como Dos Hermanas o Arahal también", señala Quintas, "aunque a menudo aún se da cuenta uno de que este mundo no está diseñado para niños con este problema". "Nosotros queremos dar visibilidad al problema que tienen, porque este mundo aún no está ni pensado para estos niños ni su día a día. Si con esto llega un poquito más lejos el mensaje de que hay que arrimar un poco el hombro todos para hacerles la vida un poco mejor cada kilómetro vale la pena", añade Jurado.

Y es que el mensaje es claro. "Hay un punto en el que te falta que te echen una mano para seguir adelante, cuando te encuentras con un muro infranqueable cuando siempre, si se quiere, puede buscarse una solución. Hay gente que no ve eso por mucho que se lo expliques y eso es lo que hay que cambiar. La lucha ante un no por respuesta cansa mucho. Pero con Carros de fuego ves que todo, si se quiere, es posible", indica Feliciano.

Los impulsores con el carro de Cristian. Los impulsores con el carro de Cristian.

Los impulsores con el carro de Cristian. / P. S.

Ahora Carros de fuego y Cristian pondrán otra pica en el mapa. La primera fuera de España. Lo hará con Quintas y Jurado de impulsores. Ambos debutaron en la asociación con él y juntos afrontan una nueva experiencia en Atenas. En la cuna del maratón, del atletismo, un deporte individual que Carros de fuego entiende como un equipo: los padres preparan, otros impulsan y los niños corren.

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